miércoles, 14 de diciembre de 2011

Comienza la batalla por Papel Prensa













Hoy (13/12), a las 18:00, en una reunión plenaria de las comisiones de Comercio; Comunicaciones e Informática; Libertad de Expresión; Asuntos Constitucionales, y Peticiones, Poderes y Reglamento, el Frente para la Victoria intentará dictaminar sobre el proyecto del Poder Ejecutivo que declara de interés público la fabricación, comercialización y distribución de pasta celulosa y de papel para diarios.

CIUDAD DE BUENOS AIRES.
El lunes 12/12 fue publicada en el Boletín Oficial la convocatoria a sesiones extraordinarias hasta el 30/12 y entre los temas incluídos se incluyó un marco regulatorio participativo para la fabricación, comercialización y distribución de pasta celulosa para papel de diario y de papel para diarios.
Con este objetivo, el kirchnerismo citó para hoy (13/12) a las 18:00, a una reunión plenaria de las Comisiones de Comercio; Comunicaciones e Informática; Libertad de Expresión; Asuntos Constitucionales, y Peticiones, Poderes y Reglamento, donde se intentará dictaminar sobre el proyecto del Poder Ejecutivo que tiene como objetivo esencial asegurar para la industria nacional la fabricación, comercialización y distribución regular y confiable de pasta celulosa para papel de diario y de papel para diarios, declarada de interés público, estableciendo la implementación progresiva de las mejores técnicas disponibles, considerando el factor de empleo y aplicando aquellas prácticas ambientales que aseguren la preservación y protección del ambiente con un desarrollo sustentable. A los efectos de esta norma se entenderá por "pasta celulosa" sólo aquella destinada a producir papel para diarios
La iniciativa de 39 artículos tiene como finalidad tutelar los derechos a la información, a la instrucción, a la libre expresión y al trabajo, todo ello en un marco de trato equitativo y digno y tiene como objetivo esencial asegurar para la industria nacional la fabricación, comercialización y distribución regular y confiable de pasta celulosa y de papel para diarios -declarada de interés público-, estableciendo la implementación progresiva de las mejores técnicas disponibles, considerando el factor empleo y aplicando aquellas prácticas ambientales que aseguren la preservación y protección del ambiente con un desarrollo sustentable.
El expediente 31 del Poder Ejecutivo de tiene como finalidad tutelar los derechos a la información, a la instrucción, a la libre expresión y al trabajo, todo ello en un marco de trato equitativo y digno y tiene como objetivo esencial asegurar para la industria nacional la fabricación, comercialización y distribución regular y confiable de pasta celulosa y de papel para diarios -declarada de interés público-, estableciendo la implementación progresiva de las mejores técnicas disponibles, considerando el factor empleo y aplicando aquellas prácticas ambientales que aseguren la preservación y protección del ambiente con un desarrollo sustentable.
Según el mensaje de elevación, el objetivo de la norma es que con la declaración de interés público de la fabricación, comercialización y distribución de pasta celulosa para papel de diario y de papel para diarios, todos los diarios tengan la posibilidad de tratamiento igualitario, garantizando que la igualdad en la Argentina sea una realidad concreta, en la cual todos los medios tengan las mismas posibilidades de comunicar libremente en todo el pais.
Como principio general se establece que las actividades comprendidas serán ejercidas libremente, conforme su carácter de interés público, con arreglo a las disposiciones generales en ella previstas y las normas reglamentarias que de la misma se dicten. Dichas actividades deberán propender a la producción nacional, la competencia, la no discriminación, el libre acceso, la asignación eficiente de recursos y la preservacióndel medio ambiente.
Hoy 150 diarios son los que abastece Papel Prensa en todo el país y 175 mil toneladas es lo que produce aproximadamente por año, para cubrir el 95 por ciento del mercado Tiene una planta de trabajadores de 750 empleados enla zona de San Pedro. .
El 27,5% de las acciones corresponde al Estado. El resto se reparte entre Clarín (49%) y La Nación (22,5%). Cotiza en Bolsa el 1%.


Articulo extracto de la pagina  http://www.urgente24.info/noticias/val/18468/a-las-1800-comienza-la-batalla-por-papel-prensa.html

martes, 22 de noviembre de 2011

El Levante y la editorial Tinta de Limón invitan a la presentación del libro Acá no, acá no me manda nadie, Empresas recuperadas por obreros 2000-2010.


 
 
Índice de Acá no...:
 
Introducción. Historias del trabajo / Capítulo I. Las reglas del mercado / Capitulo II. Nuevos gobiernos y autogestión / Capítulo III. Un continente en donde agruparse / Capítulo IV. Acerca de las novelas / Capítulo V. Los contratados / Capítulo VI. Los Consejos de Administración: adelante y atrás / Epílogo 213 / Apuntes sobre Acá no... Por Colectivo Situaciones
 
Notas sobre el libro del Colectivo Situaciones:   http://colectivosituaciones.blogspot.com/2011/09/adelantose-viene.html
Reseña de Cristian Alarcón en revista Debate: http://www.revistadebate.com.ar/2011/07/08/4151.php
Entrevista hecha por el portal de noticias cooperativas Ansol: http://www.ansol.com.ar/noticia.php?id=1414
 
 Extracto del capítulo I "Las reglas del mercado":
 
2.
Me llamo Laureano. Laureano Suculini. Si mal no recuerdo, yo empecé a trabajar en la fábrica Domingo Lentini en el año 71. O sea: treinta y nueve años atrás. Tenía dieciséis pirulos. La puta que pasó el tiempo. La verdad que sí, que pasó como un tren, o como se dice en el barrio: se pasó volando. Mi viejo ferroviario y yo metalúrgico. ¡Qué tal, eh! Qué grande el viejo. Este año se cumple una década exacta desde que empezamos con Herramientas Unión. El otro día me lo recordó mi hija porque yo soy un despistado. Mi otro hijo, el más chico, está estudiando en Bariloche, en el Balseiro, y anda bien, cómo no va a andar bien si es un pibazo, tiene un bocho bárbaro. Igual lo extraño, estoy contento por él, pero me cuesta, ya aprendí a usar el skype, el chat, pero igualmente lo extraño, no es lo mismo, por más que lo veas con la camarita y todos los chiches. La otra vuelta con mi compañera le juntamos salames, quesos, aceitunas, saladitos y se lo mandamos en una caja de sorpresa. No lo podía creer. Me llamó al otro día y me dijo que los otros pibes estaban como locos con el salame y las aceitunas.
Pero, bueno, ya pasaron diez años con Herramientas Unión. ¡Cuánto tiempo! ¿Cómo son las cosas, no? El otro día me acordaba de algo que le comenté a Rumino hace unos años: le dije que esto era mejor que el marxismo, porque acá no nos mandaba nadie, ni el Estado, ni los políticos, ni nadie, las que nos mandaban, en todo caso, eran las reglas del mercado, pero que en el resto teníamos una autogestión total. Será que cumplimos diez años, no sé, pero ahora me acordé de eso que le había dicho a Rumino. Y lo más lindo que de alguna manera  nos sigue pasando algo similar. Con el Estado estamos mejor. Hemos avanzado bastante. La Nación colabora mucho con las fábricas. A nosotros nos han dado ya varios subsidios importantes en Desarrollo Social y Trabajo. Pero, después, con el mercado es difícil. Esto cambia demasiado rápido y vos tenés que estar muy atento y por momentos haciendo malabarismos. Porque en todo lo que es financiamiento, aún con la ayuda estatal, que ha sido importante, igual nos cuesta todavía mucho. Nos pasó lo siguiente: el Ministerio de Desarrollo Social nos dio un subsidio -130 mil pesos- para comprar las materias primas, que es nuestro principal problema. El tema es que justo nos agarró la crisis internacional del 2009, se cayeron las ventas a la mierda y nos lo terminamos comiendo. O como nos pasó con un cliente del Chaco, que le compramos también una cantidad importante de materia prima, eran como 70 lucas. Bueno, la cuestión que el trabajo para el que habíamos comprado semejante cantidad se nos cayó de un día para el otro. Y se cayó porque empezó a entrar la misma cuchilla de afuera a un precio menor. Lo que el cliente pagaba prácticamente la cuchilla completa era lo que nosotros pagábamos por el material. 300 dólares pagaban ellos la cuchilla lista, puesta en fábrica, y nosotros se la podíamos vender a 430 y teníamos 230 de material nada más. A eso sumale que tenés que empezar a trabajarla. Al final, la cosa terminó que los clientes nos dijeron: "¿Quieren que les compremos las cuchillas? Bueno, a mitad de precio, si no, no, se la llevan de vuelta". Encima la venta no era directa, sino que era a través de un tercero. El cálculo que hicimos fue que con la mitad aunque sea pagábamos las deudas del material. Hicimos una reunión con los compañeros, les consultamos a todos a ver qué les parecía. Al final, ni el material pudimos cubrir. Si habíamos pagado 200, recuperamos nada más que 194.
O también, un material que comprábamos en pedazos relativamente chicos, un día nos dijeron que no, que teníamos que comprar mínimo 1000 kilos. Y era un problema bárbaro porque no podíamos comprar esa cantidad. El tema era que había una fábrica en Buenos Aires  que les compraba mucho. Claro, después  qué pasó, cerró esa fábrica, y aparecieron los pedazos: ¡te vendían cualquier cosa! O está el hecho de que siempre aparece uno que te tira los precios abajo. Ahora hay uno en Buenos Aires que está tirando todo abajo; yo no sé con qué material producen pero lo que vos estás pasando a 700 pesos, te viene el cliente y te dice "Laureano, mirá que tal empresa me está pasando esa misma cuchilla a 500". O cuando vino la crisis internacional te decían "mirá que tal bajó un 20, o un 30, no te pasés de ahí porque no te compro". El tema de precios te los va imponiendo el mercado. Y pasan cosas muy locas. La otra vez una cuchilla que nosotros cotizamos a 1200 pesos, el cliente la terminó comprando a 1800. Cuando nos enteramos nos preguntábamos por qué, qué mierda pasó. No lo podíamos entender. El tema era muy simple: la velocidad con la que lo producían. Los tipos la compraron en ese lugar más caro pero porque al otro día la tenían en la fábrica. O se la entregaban directamente en el acto. Nosotros teníamos que esperar a que nos trajeran una muestra, después teníamos que hacer un croquis, encargar el material, y empezar a trabajar. No se la entregábamos en menos de treinta días. Encima es todo tan cambiante, se hacen tantos tipos de cuchillas, que cómo carajo hacés para tener stock de todas las variedades para que después un tipo venga en algún momento que se le ocurra y te compre alguna de todas ésas que hiciste. Porque aparte el mercado te innova todo el tiempo. Es terrible. Hoy te aparecen unas cuchillas largas así y mañana una corta así. O comprás material para una herramienta que sirve para tal máquina, pero el cliente finalmente cambia la máquina y entonces ya no le sirve más esa herramienta y suspende el pedido o te apura para que vos le digas que no podés cumplirle. Hace poco los brasileños se metieron en el mercado con una cuchilla nueva y se ve que inundaron todo. El tema es que son cuchillas muy distintas, que no tienen nada que ver con el material que nosotros tenemos, entonces ahí ya te complicaron la producción y ni hablar la venta.
  
Extracto del capítulo II "Nuevos gobiernos y autogestión":
  
8.
(...)
El  Estado,  como  forma  histórica  en  crisis en su capacidad de regular y fijar por sí mismo un orden en la  sociedad,  dio  muestras,  luego  de  la  debacle  política  e  institucional en la que se vio inmerso en el inicio de este nuevo siglo en Argentina, de una capacidad de reinvención continua de sí mismo a fin de poder garantizar la gobernabilidad. Dicha apertura  y  plasticidad  que  fue  adoptando  para  reconstruir ad hoc su poder de mando, se materializa, en forma decisiva, en los nuevos vínculos que ha ido construyendo con esos mismos movimientos antagonistas que supieron cuestionarlo y desestabilizarlo. Este modo de funcionamiento estatal no se limita únicamente a la administración nacional que se inició con la presidencia de Néstor Kirchner, y que continuó en 2007 con el mandato de Cristina Fernández, sino que, tal como ocurre el caso de Santa Fe, incluye a otras instancias de gobierno como las provinciales y municipales. La forma recuperación que desplegaron y siguen desplegando los trabajadores como estrategia de resistencia y autoorganización, fue interpretada y concebida, una vez que se comprobó su consolidación y avance, como una herramienta estratégica más sobre la que requiere asentarse la propia gestión gubernamental.
    Ahora bien, al mismo tiempo, cuando se analiza la retórica proveniente  de  las  instancias  gubernamentales  se  comprueba que  sus  interpretaciones  y  propuestas  en  torno  a  las  fábricas recuperadas se construyen en base a abstracciones y también a generalizaciones que prescinden de los elementos constitutivos, antagonistas, que les dieron origen. Con elementos antagonistas me refiero, aun con los límites y ambigüedades, a la apropiación de los medios de producción, el avance de las luchas sociales autónomas, el rechazo a los modos de organización patronales, el cuestionamiento a la legislación laboral, el repudio a las organizaciones sindicales que -salvo valerosas excepciones- operaron en contra de sus intereses, la democratización de los espacios de toma de decisión, la distribución más justa de los excedentes, y la crítica profunda al rol cómplice del propio Estado en el avance y consolidación del neoliberalismo. Muestra de ello es la recurrente igualación, que se realiza desde el Estado, de las empresas recuperadas con una técnica administrativa o con una mera forma jurídica. Así las define el Ministerio de Trabajo en sus documentos: "Se entiende como 'empresa autogestionada' un  modelo  de  organización  en  el  que  las  actividades  económicas se combinan con la propiedad y/o disponibilidad de los bienes de capital y trabajo, con la participación democrática de la gestión por parte de sus miembros. Este modelo promueve la cooperación del conjunto de los trabajadores en las actividades productivas, servicios de administración, con poder de decisión sobre cuestiones referidas a la gestión integral de la empresa". Lo mismo que su asimilación a una pyme o cooperativa cualquiera, o cuando se reducen -en los programas diseñados para el  sector-  los  objetivos  de  estos  procesos  autogestionarios  a una  mera  defensa  o  generación  de  puestos  de  trabajo  dignos y decentes. En una nota periodística del año 2006, el ministro de Trabajo Carlos Tomada afirmaba: "En la medida en que se trata  de  una  estrategia  de  intervención  que  no  impulsa,  sino que apoya procesos surgidos de la sociedad con los trabajadores como  principales  protagonistas,  que  encuentran  en  la  autogestión y asociación no ya una alternativa a la crisis sino una alternativa de trabajo, es importante apoyarlos toda vez que el principal objetivo de este Ministerio es contribuir a la generación de empleo, el sostén de los puestos de trabajo, la mejora de sus condiciones en pos de un trabajo decente".
    Seguramente allí se tornan visibles los mayores desafíos para las  fábricas  y  para  quienes  acompañamos  estos  procesos.  El problema, en definitiva, no pasa porque el Estado incorpore -o no- a su retórica y a sus planes de gobierno las dimensiones más transformadoras  y  radicales  que  pudieron  plantear  estas  experiencias. En todo caso, es una virtud de los trabajadores que sus acciones, por lo menos de manera parcial, sean institucionalizadas y reconocidas. Esto da muestra de la potencia y trascendencia de sus decisiones e invenciones. Más que en una amenaza, ese reconocimiento puede transformarse en una posibilidad de consolidación y crecimiento. El interrogante pasa, en todo caso, por cómo poder avanzar en la construcción de un entramado político autónomo entre las cooperativas que haga un uso efectivo de las políticas estatales hacia el sector pero sin relegar ni detener la creación  de  nuevos  lenguajes  posibles,  y  proyectos  en  común que vayan más allá de esa batería de conceptos, jergas, y modelos de gestión diseñados para la gestión gubernamental.
 
 Extracto del capítulo IV "Acerca de las novelas":
 6.
Luego de cuatro meses de estar en La Victoria, cuando ya tenía una buena cantidad de entrevistas grabadas, me pareció oportuno  pasarlas  a  papel.  El  trabajo  fue  arduo  y  requirió  suma paciencia. Tenía muchas y algunas de ellas eran bastante largas. A medida que las iba transcribiendo, las fui incorporando en un archivo que nombré "Entrevistas La Victoria (2004)". En poco tiempo acumulé más de 40 hojas escritas en Verdana 10, espacio simple.
Una mañana me encontré con José Antonio -el presidente de la cooperativa- en el local de venta al público. Al verme, me pidió que lo esperara porque tenía algo para darme. Segundos después reapareció con unas carpetas rojas con el logo de La Victoria en amarillo. "Fijate qué te parecen, son para las visitas, como para que sepan más o menos sobre nuestra historia", me dijo y me entregó también unos folletos.
Ya en mi departamento, mientras vaciaba el bolso, encontré las carpetas. Empecé a leerlas menos por interés que por temor a que José Antonio me preguntara en una próxima visita si las había leído. Al finalizar, las guardé en una caja en la que acumulaba materiales sobre La Victoria.
Las semanas en la fábrica continuaron siendo incómodas, tensas, repetitivas. Seguí haciendo entrevistas, conversaba con algunos de manera informal, pero no encontraba la manera de acotar esa distancia intolerable que se interponía con ellos. Lo único que me aliviaba era repetirme que seguramente se trataba de una cuestión de tiempo.
Un mediodía me puse a conversar con un obrero que estaba lidiando con los panes de la margarina en una máquina antigua. Le pregunté lo de siempre: su historia en la fábrica privada (cómo había entrado, cómo se llevaba con el dueño, si la disciplina era muy dura, si había tenido participación gremial, si los sueldos eran buenos, sobre su familia, sus expectativas a futuro), qué episodios recordaba como indicadores del inicio de la crisis, las primeras medidas de fuerza que pusieron en marcha, cuándo había surgido la decisión de organizar una cooperativa, si tenía conocimientos de las recuperaciones de empresas, cómo habían sido los inicios del trabajo autogestivo. A medida que iba disparando las preguntas, sentí algo inexorable: no me importaba en absoluto lo que me estaba contando ni tampoco lo que le estaba preguntando. Es más: prácticamente no podía concentrarme en sus  respuestas.  Lo  único  que  hacía  era  jugar,  mentalmente,  a completar sus frases o a anticipar lo que iba a decirme. Cuando ya se tornó insoportable, interrumpí la charla de golpe, lo saludé, y salí disparado de la fábrica para tomarme un taxi en la puerta.
Una vez en el departamento, sin sacarme la campera, me senté frente a la computadora e imprimí todas las entrevistas que había hecho y las que había recolectado en diarios locales; acto  seguido,  saqué  las  carpetas  institucionales  y  los  folletos que me había pasado José Antonio y empecé a leer los diferentes materiales. Ya no había dudas: todos decían prácticamente lo  mismo.  Me  bastó  cotejar  unas  pocas  entrevistas  entre  sí  y después  compararlas  con  las  notas  periodísticas  y  la  carpeta institucional para reconocer que había una evidente coherencia y unidad en la enumeración de cada uno de los episodios que los  obreros  resaltaban  como  los  más  salientes  durante  en  el período  de  lucha  y  también  en  el  presente  de  la  cooperativa. Ciertos pasajes no eran parecidos: eran idénticos.
Esa  certeza  me  derrumbó.  Seis  meses  después  de  haber iniciado el trabajo de campo no tenía idea de para qué había ido  a  la  fábrica  ni  tampoco  para  qué  lo  seguía  haciendo  con tanta insistencia. A esa altura no sólo podía recitar de memoria mis preguntas sino también sus respuestas. Con cierta ironía y seguramente con desesperación, empecé a llamar a esos relatos como la novela de La Victoria.
Retorné a la cooperativa quince días más tarde pero ya no volví a utilizar el grabador ni tomé un solo apunte en el cuaderno de notas. Ni siquiera los llevaba en la mochila. Tampoco pregunté nada más sobre la historia y el presente de la fábrica. No tenía sentido hacerlo si lo único que escuchaba no era más que una nueva versión de esa novela institucional que ya conocía en detalle.
Para  ese  entonces  la  investigación  naufragaba  sin  rumbo. Me  sentía  una  sombra.  Hablaba  con  profesores  amigos,  leía libros  de  antropología,  releía  las  entrevistas,  volvía  a  compararlas  entre  sí,  pensaba  en  abandonar  el  trabajo  de  campo, después en renunciar a la beca, pero nada me conformaba. Me sentía mal, simplemente ridículo.

martes, 26 de julio de 2011

Fallo adverso de la Corte Suprema contra la cooperativa Bauen




La Corte rechazó el recurso de queja presentado por los trabajadores de la cooperativa Bauen en el año 2009, luego de varios intentos de desalojo que fueron resistidos por los trabajadores. A raíz de esta decisión judicial, los trabajadores iniciaron un plan de lucha.

Según se conoció a través de un comunicado de prensa de los propios trabajadores, la Corte Suprema de Justicia de la Nación “rechazó el recurso de queja presentado por la Cooperativa Bauen en el año 2009” luego de resistir varios desalojos.
“Con esta resolución, se agotan las instancias legales para continuar la pelea que los trabajadores del hotel”, recurado en 2003 luego de estar cerrado dos años, venían luchando.
“Este fallo contra la cooperativa nos obliga más que nunca a encontrar la solución política que sólo puede llevarse adelante mediante la sanción de la Ley de Expropiación”, dicen los propios miembros de la cooperativa Bauen.
Movilizados. Este lunes 11, a las 17, se concretará una reunión informativa en la sede del Bauen para delinear las acciones a seguir tendientes a informar sobre la situación judicial del hotel y sus trabajadores.
Bajo dirección de los trabajadores, el lugar se ha posicionado como un referente de autogestión y es también un espacio destinado a la realización de eventos organizaciones, cooperativas y empresas recuperadas de todo el país.
lunes 11 de julio de 2011

martes, 21 de junio de 2011

Empresas recuperadas, la hora del riesgo. Por Nicolás Mavrakis

14/06/2011 By plazademayo.com
Radiografía de por qué las cooperativas de trabajo están contra las cuerdas.
I
Forjado al calor del 2001, el cooperativismo como método para remedar tejidos económicos y sociales desgarrados continúa luchando contra un mar de precariedades jurídicas que, en mayor o en menor medida, aún las afecta. El crecimiento económico de los últimos años, sin embargo, también ha sido un factor de cambio importante, y ha obligado a muchas empresas recuperadas por sus trabajadores a enfrentar nuevos obstáculos. Aquella misma cultura laboral que hace 10 años parecía comenzar a cambiar bajo su propio peso, hoy ya no parece tan dispuesta a ceder sus privilegios. Las revitalizadas fuerzas del mercado libradas al juego –a veces leal y a veces no tanto– de la libre competencia, entre las que está peligrosamente envuelto el frigorífico recuperado Yaguané, o la grave embestida legal que hasta hace sólo pocos días mantuvo en vilo a los trabajadores de Cooperativa R.SU.T Transporte, amenazados por la posibilidad de perder sus propias casas a través de un insólito embargo, son apenas dos casos emblemáticos a los hoy que se enfrenta el viejo cooperativismo.

Por otro lado, lo que en 2001 se resolvía en casi todas las empresas recuperadas a la velocidad de lo urgente bajo prácticas asambleístas, hoy también ha comenzado a ser absorbido por formas de representación tradicionales. Este fin de semana, dirigentes cooperativistas formados en la experiencia de la fábrica de cerámicas Zanón, como Alejandro López y Carlos Godoy, lograron acceder a una banca como diputados en Neuquén. A través del resultado obtenido del Frente de Izquierda por los Trabajadores, se ha abierto así por primera vez un nuevo horizonte de expectativas para los dirigentes provenientes de fábricas y empresas autogestionadas. Hasta qué punto esta situación desatará contradicciones positivas o negativas para las asociaciones cooperativistas es también un nuevo interrogante.
 
II
Según un informe del Instituto de Investigaciones Gino Germani, en octubre del año pasado se registraban alrededor de 422 unidades productivas vinculadas al Programa de Trabajo Autogestionado, entre las cuales 280 eran empresas recuperadas y 142 empresas autogestionadas no recuperadas. Desde el año 2001, se constituyeron alrededor de 150 cooperativas, demostrando que la recuperación por parte de sus propios trabajadores de empresas quebradas o cerradas se consolida como una práctica cada vez más común frente a la posibilidad de quedar fuera del mercado laboral. Casi el 70% de estas empresas están constituidas por entre 11 y 50 trabajadores.



Aún así, al calor de los primeros proyectos de reforma de la Ley de Quiebras, en octubre de 2010 y contra todos los progresos hechos hasta el momento en el proceso de recuperación de la empresa, siete de los nueve fundadores originarios de Cooperativa R.SU.T. Transporte fueron declarados responsables de una deuda retroactiva por $ 340.000. Sus bienes fueron inhibidos y, ante la imposibilidad de cobrar la deuda, el juzgado intentó que sus propias casas fueran rematadas. “En el contexto de la peor crisis económica de la Argentina, estos trabajadores no sólo continuaron con la producción y explotación de los bienes, sino que convirtieron un emprendimiento abandonado en uno rentable, logrando ser la fuente certera de trabajo no solo de los 7 trabajadores originarios, sino de los 40 que ahora le dan de comer a sus familias a través de la producción lograda por esta cooperativa”, argumentaron ante la Justicia los trabajadores. Muchas veces marginadas judicialmente del circuito económico y de crédito oficial accesible para cualquier empresario, la posibilidad de perder sus propias casas se convirtió en la máxima demostración de la renuencia judicial y de la amenaza ideológica en la que se transforman para ciertas esferas de poder los empleados que intentan cumplir a la vez el rol de los empleadores.

III
Jorge Froján (65) coordina entregas a través de un celular y termina de definir el pago de otro trabajo por otra línea mientras revisa algunas fechas en la computadora. Él es el presidente de la Cooperativa R.SU.T Transporte, que hasta 2002 se llamaba Rabbione S.A. La empresa, dedicada a la distribución de distintas mercaderías, era parte de un largo legado familiar iniciado en 1932. “No invertían lo que había que invertir, se improvisaba todo el tiempo con los números, no se atendía a los clientes como es debido”, describe Froján el antiguo manejo gerencial de quienes en 2002 decidieron dar por terminada la existencia de una empresa que desde 2001 había sido abandonada por sus dueños, entre maniobras de venta no del todo claras y falta de pago a los empleados. En aquel momento, eran apenas 9 trabajadores. Hoy, después de un largo trabajo de autogestión y múltiples batallas legales, ya son 26 y dan trabajo de manera indirecta a otras 20. “Hoy acaba de volver otro ex compañero que se había ido en el 2003. Vino a preguntar si podía trabajar otra vez y por supuesto que le dijimos que sí”, cuenta Froján, que había entrado a trabajar en Rabbione S.A. cuando tenía 50 y que no se resignó a quedar fuera del mercado laboral cuando la empresa cerró. Ubicada en el barrio de Parque Patricios, Cooperativa R.SU.T Transporte comenzó a autogestionarse en 2003, con el único camión que había quedado después del cierre. “Antes de esta experiencia yo no conocía de qué se trataban las cooperativas. Creía que era algo como un criadero de vagos, esperando que les dieran dinero”, recuerda Froján. Después de ocupar el lugar, los trabajadores debieron tratar con tres jueces distintos de la Secretaría 1 del Juzgado Comercial 1. A pesar de un primer plazo de 4 meses para liquidar los bienes restantes en la empresa y que no se los reconociera como personas jurídicas, la cooperativa, gracias al patrocinio legal de abogados como Florencia Kravetz, continuó trabajando y enriqueciéndose a través del contacto con otras empresas recuperadas como el Hotel Bauen. “Recuperamos la confianza de clientes importantes en La Plata y también confiaron en nosotros otras empresas de primer nivel para las que hoy seguimos trabajando”, explica Froján. A pesar de que la antigua Rabbione S.A. arrastraba deudas cuyos principales acreedores eran los bancos Nación y Provincia, la cooperativa comenzó a trabajar en su propio proyecto de expropiación. En 2004, lograron que se aprobara para impedir el remate de la empresa. En 2007, sin embargo, la ley que declaraba que la utilidad pública de la ex Rabbione S.A. fue declarada inconstitucional. Contra un cerco legal, económico e ideológico, el insólito pedido de remate sobre sus casas ocurrió el año pasado. Extrañamente, la posibilidad de que la Ciudad se hiciera cargo de la deuda fue rechazada por el síndico que representa a la antigua Rabbione S.A. A través de las gestiones del Ministerio de Trabajo y la Federación de Cooperativas de Trabajo, en diciembre logró suspenderse la ejecución, medida que quedó firme hace sólo algunos días.

IV
Casos como el de la cooperativa Alimentaria San Pedro es otro ejemplo del complejo devenir con el que se enfrentan cotidianamente los trabajadores de fábricas recuperadas. Quebrada en 2000 y con una deuda de alrededor de $ 1.000.000, en 2003, tras dos años de cierre y abandono y desprotección de los medios productivos, los ex empleados de esta empresa de alimentos en San Pedro, provincia de Buenos Aires, lograron impedir su remate, aunque la cuestión de la posesión definitiva aún no ha sido resuelta. Hoy los cooperativistas son 16 y, gracias al incumplimiento de normas vigentes para paliar su situación, siguen impedidos de contar con un capital de trabajo propio. “En general, los empleados no quieren dejar de ser empleados. Su situación no se trata de una cuestión política ni ideológica, se trata de no dejarse vencer por la resignación y continuar trabajando. Hablamos de personas con cuarenta años de experiencia en sus áreas, de empleados que dominan un know-how y que sin embargo están obligados a sobrellevar toda esta angustia mientras continúan subsistiendo”, cuenta la abogada Florencia Kravetz.
 
V
“Es sabido que no cualquiera puede meterse en el mercado de la carne. Las grandes empresas operan como una mafia que impide que las empresas chicas ni siquiera puedan comprar hacienda en Liniers”, dice el dirigente de la Corriente Clasista Combativa (CCC) de La Matanza Juan Carlos Alderete. Su conocimiento del caso de la cooperativa Frigorífico Yaguané, en Virrey del Pino, provincia de Buenos Aires, con más de 400 socios, se remonta a 1994, cuando la empresa originaria gerenciada por Alberto Samid quebró. Desde entonces, la puja por el control de un emprendimiento que continuó funcionando hasta convertirse en un caso insignia del cooperativismo local ha sufrido decenas de idas y vueltas, que incluye cambios drásticos en la conducción de la cooperativa en los últimos años, a la sombra de sospechas de evasión impositiva.
 
El año pasado, la cooperativa, que en 1997 registraba un pasivo por 132 millones de pesos, incluso denunció un “complot” entre distintos organismos gubernamentales en su contra. En aquel momento, por un lado, la AFIP había anunciado una deuda por $ 2.000.000, lo cual, a entender de los cooperativistas, provocó que la ONCCA (Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario) le quitara el permiso para continuar faenando. Desde la CCC, la maniobra perjudicial contra la cooperativa le fue también adjudicada al Secretario de Comercio Guillermo Moreno, como parte de un plan para controlar el mercado de la carne. Desatado el escándalo, la ONCCA, por su lado, ratificó sin embargo que la matrícula y el permiso para faenar del ex frigorífico Yaguané seguían vigentes. Hoy normalizada, la situación de la cooperativa desnuda también una tensión con la que otras empresas recuperadas, al calor del crecimiento económico, han comenzado a tratar: la libre competencia bajo una lógica de mercado tradicional en expansión.

“Hay mataderos pirañas que quieren quedarse con las empresas más pequeñas como Yaguané. Y el Estado, mientras tanto, no colabora para impedirlo”, cuenta Alderete, advirtiendo también que hay una trampa recurrente en “el funcionamiento mixto de una empresa, que lo que termina haciendo que a la cooperativa siempre le queden las deudas y no las ganancias”. Imposibilitada de esa manera de invertir en sí mismos y en su trabajo, la gran barrera para quienes luchan por construir su propio sustento continúa siendo material. “Hoy por hoy, funciona una sola de las tres norias que hay en el Yaguané”, explica.