miércoles, 14 de diciembre de 2011

Comienza la batalla por Papel Prensa













Hoy (13/12), a las 18:00, en una reunión plenaria de las comisiones de Comercio; Comunicaciones e Informática; Libertad de Expresión; Asuntos Constitucionales, y Peticiones, Poderes y Reglamento, el Frente para la Victoria intentará dictaminar sobre el proyecto del Poder Ejecutivo que declara de interés público la fabricación, comercialización y distribución de pasta celulosa y de papel para diarios.

CIUDAD DE BUENOS AIRES.
El lunes 12/12 fue publicada en el Boletín Oficial la convocatoria a sesiones extraordinarias hasta el 30/12 y entre los temas incluídos se incluyó un marco regulatorio participativo para la fabricación, comercialización y distribución de pasta celulosa para papel de diario y de papel para diarios.
Con este objetivo, el kirchnerismo citó para hoy (13/12) a las 18:00, a una reunión plenaria de las Comisiones de Comercio; Comunicaciones e Informática; Libertad de Expresión; Asuntos Constitucionales, y Peticiones, Poderes y Reglamento, donde se intentará dictaminar sobre el proyecto del Poder Ejecutivo que tiene como objetivo esencial asegurar para la industria nacional la fabricación, comercialización y distribución regular y confiable de pasta celulosa para papel de diario y de papel para diarios, declarada de interés público, estableciendo la implementación progresiva de las mejores técnicas disponibles, considerando el factor de empleo y aplicando aquellas prácticas ambientales que aseguren la preservación y protección del ambiente con un desarrollo sustentable. A los efectos de esta norma se entenderá por "pasta celulosa" sólo aquella destinada a producir papel para diarios
La iniciativa de 39 artículos tiene como finalidad tutelar los derechos a la información, a la instrucción, a la libre expresión y al trabajo, todo ello en un marco de trato equitativo y digno y tiene como objetivo esencial asegurar para la industria nacional la fabricación, comercialización y distribución regular y confiable de pasta celulosa y de papel para diarios -declarada de interés público-, estableciendo la implementación progresiva de las mejores técnicas disponibles, considerando el factor empleo y aplicando aquellas prácticas ambientales que aseguren la preservación y protección del ambiente con un desarrollo sustentable.
El expediente 31 del Poder Ejecutivo de tiene como finalidad tutelar los derechos a la información, a la instrucción, a la libre expresión y al trabajo, todo ello en un marco de trato equitativo y digno y tiene como objetivo esencial asegurar para la industria nacional la fabricación, comercialización y distribución regular y confiable de pasta celulosa y de papel para diarios -declarada de interés público-, estableciendo la implementación progresiva de las mejores técnicas disponibles, considerando el factor empleo y aplicando aquellas prácticas ambientales que aseguren la preservación y protección del ambiente con un desarrollo sustentable.
Según el mensaje de elevación, el objetivo de la norma es que con la declaración de interés público de la fabricación, comercialización y distribución de pasta celulosa para papel de diario y de papel para diarios, todos los diarios tengan la posibilidad de tratamiento igualitario, garantizando que la igualdad en la Argentina sea una realidad concreta, en la cual todos los medios tengan las mismas posibilidades de comunicar libremente en todo el pais.
Como principio general se establece que las actividades comprendidas serán ejercidas libremente, conforme su carácter de interés público, con arreglo a las disposiciones generales en ella previstas y las normas reglamentarias que de la misma se dicten. Dichas actividades deberán propender a la producción nacional, la competencia, la no discriminación, el libre acceso, la asignación eficiente de recursos y la preservacióndel medio ambiente.
Hoy 150 diarios son los que abastece Papel Prensa en todo el país y 175 mil toneladas es lo que produce aproximadamente por año, para cubrir el 95 por ciento del mercado Tiene una planta de trabajadores de 750 empleados enla zona de San Pedro. .
El 27,5% de las acciones corresponde al Estado. El resto se reparte entre Clarín (49%) y La Nación (22,5%). Cotiza en Bolsa el 1%.


Articulo extracto de la pagina  http://www.urgente24.info/noticias/val/18468/a-las-1800-comienza-la-batalla-por-papel-prensa.html

martes, 22 de noviembre de 2011

El Levante y la editorial Tinta de Limón invitan a la presentación del libro Acá no, acá no me manda nadie, Empresas recuperadas por obreros 2000-2010.


 
 
Índice de Acá no...:
 
Introducción. Historias del trabajo / Capítulo I. Las reglas del mercado / Capitulo II. Nuevos gobiernos y autogestión / Capítulo III. Un continente en donde agruparse / Capítulo IV. Acerca de las novelas / Capítulo V. Los contratados / Capítulo VI. Los Consejos de Administración: adelante y atrás / Epílogo 213 / Apuntes sobre Acá no... Por Colectivo Situaciones
 
Notas sobre el libro del Colectivo Situaciones:   http://colectivosituaciones.blogspot.com/2011/09/adelantose-viene.html
Reseña de Cristian Alarcón en revista Debate: http://www.revistadebate.com.ar/2011/07/08/4151.php
Entrevista hecha por el portal de noticias cooperativas Ansol: http://www.ansol.com.ar/noticia.php?id=1414
 
 Extracto del capítulo I "Las reglas del mercado":
 
2.
Me llamo Laureano. Laureano Suculini. Si mal no recuerdo, yo empecé a trabajar en la fábrica Domingo Lentini en el año 71. O sea: treinta y nueve años atrás. Tenía dieciséis pirulos. La puta que pasó el tiempo. La verdad que sí, que pasó como un tren, o como se dice en el barrio: se pasó volando. Mi viejo ferroviario y yo metalúrgico. ¡Qué tal, eh! Qué grande el viejo. Este año se cumple una década exacta desde que empezamos con Herramientas Unión. El otro día me lo recordó mi hija porque yo soy un despistado. Mi otro hijo, el más chico, está estudiando en Bariloche, en el Balseiro, y anda bien, cómo no va a andar bien si es un pibazo, tiene un bocho bárbaro. Igual lo extraño, estoy contento por él, pero me cuesta, ya aprendí a usar el skype, el chat, pero igualmente lo extraño, no es lo mismo, por más que lo veas con la camarita y todos los chiches. La otra vuelta con mi compañera le juntamos salames, quesos, aceitunas, saladitos y se lo mandamos en una caja de sorpresa. No lo podía creer. Me llamó al otro día y me dijo que los otros pibes estaban como locos con el salame y las aceitunas.
Pero, bueno, ya pasaron diez años con Herramientas Unión. ¡Cuánto tiempo! ¿Cómo son las cosas, no? El otro día me acordaba de algo que le comenté a Rumino hace unos años: le dije que esto era mejor que el marxismo, porque acá no nos mandaba nadie, ni el Estado, ni los políticos, ni nadie, las que nos mandaban, en todo caso, eran las reglas del mercado, pero que en el resto teníamos una autogestión total. Será que cumplimos diez años, no sé, pero ahora me acordé de eso que le había dicho a Rumino. Y lo más lindo que de alguna manera  nos sigue pasando algo similar. Con el Estado estamos mejor. Hemos avanzado bastante. La Nación colabora mucho con las fábricas. A nosotros nos han dado ya varios subsidios importantes en Desarrollo Social y Trabajo. Pero, después, con el mercado es difícil. Esto cambia demasiado rápido y vos tenés que estar muy atento y por momentos haciendo malabarismos. Porque en todo lo que es financiamiento, aún con la ayuda estatal, que ha sido importante, igual nos cuesta todavía mucho. Nos pasó lo siguiente: el Ministerio de Desarrollo Social nos dio un subsidio -130 mil pesos- para comprar las materias primas, que es nuestro principal problema. El tema es que justo nos agarró la crisis internacional del 2009, se cayeron las ventas a la mierda y nos lo terminamos comiendo. O como nos pasó con un cliente del Chaco, que le compramos también una cantidad importante de materia prima, eran como 70 lucas. Bueno, la cuestión que el trabajo para el que habíamos comprado semejante cantidad se nos cayó de un día para el otro. Y se cayó porque empezó a entrar la misma cuchilla de afuera a un precio menor. Lo que el cliente pagaba prácticamente la cuchilla completa era lo que nosotros pagábamos por el material. 300 dólares pagaban ellos la cuchilla lista, puesta en fábrica, y nosotros se la podíamos vender a 430 y teníamos 230 de material nada más. A eso sumale que tenés que empezar a trabajarla. Al final, la cosa terminó que los clientes nos dijeron: "¿Quieren que les compremos las cuchillas? Bueno, a mitad de precio, si no, no, se la llevan de vuelta". Encima la venta no era directa, sino que era a través de un tercero. El cálculo que hicimos fue que con la mitad aunque sea pagábamos las deudas del material. Hicimos una reunión con los compañeros, les consultamos a todos a ver qué les parecía. Al final, ni el material pudimos cubrir. Si habíamos pagado 200, recuperamos nada más que 194.
O también, un material que comprábamos en pedazos relativamente chicos, un día nos dijeron que no, que teníamos que comprar mínimo 1000 kilos. Y era un problema bárbaro porque no podíamos comprar esa cantidad. El tema era que había una fábrica en Buenos Aires  que les compraba mucho. Claro, después  qué pasó, cerró esa fábrica, y aparecieron los pedazos: ¡te vendían cualquier cosa! O está el hecho de que siempre aparece uno que te tira los precios abajo. Ahora hay uno en Buenos Aires que está tirando todo abajo; yo no sé con qué material producen pero lo que vos estás pasando a 700 pesos, te viene el cliente y te dice "Laureano, mirá que tal empresa me está pasando esa misma cuchilla a 500". O cuando vino la crisis internacional te decían "mirá que tal bajó un 20, o un 30, no te pasés de ahí porque no te compro". El tema de precios te los va imponiendo el mercado. Y pasan cosas muy locas. La otra vez una cuchilla que nosotros cotizamos a 1200 pesos, el cliente la terminó comprando a 1800. Cuando nos enteramos nos preguntábamos por qué, qué mierda pasó. No lo podíamos entender. El tema era muy simple: la velocidad con la que lo producían. Los tipos la compraron en ese lugar más caro pero porque al otro día la tenían en la fábrica. O se la entregaban directamente en el acto. Nosotros teníamos que esperar a que nos trajeran una muestra, después teníamos que hacer un croquis, encargar el material, y empezar a trabajar. No se la entregábamos en menos de treinta días. Encima es todo tan cambiante, se hacen tantos tipos de cuchillas, que cómo carajo hacés para tener stock de todas las variedades para que después un tipo venga en algún momento que se le ocurra y te compre alguna de todas ésas que hiciste. Porque aparte el mercado te innova todo el tiempo. Es terrible. Hoy te aparecen unas cuchillas largas así y mañana una corta así. O comprás material para una herramienta que sirve para tal máquina, pero el cliente finalmente cambia la máquina y entonces ya no le sirve más esa herramienta y suspende el pedido o te apura para que vos le digas que no podés cumplirle. Hace poco los brasileños se metieron en el mercado con una cuchilla nueva y se ve que inundaron todo. El tema es que son cuchillas muy distintas, que no tienen nada que ver con el material que nosotros tenemos, entonces ahí ya te complicaron la producción y ni hablar la venta.
  
Extracto del capítulo II "Nuevos gobiernos y autogestión":
  
8.
(...)
El  Estado,  como  forma  histórica  en  crisis en su capacidad de regular y fijar por sí mismo un orden en la  sociedad,  dio  muestras,  luego  de  la  debacle  política  e  institucional en la que se vio inmerso en el inicio de este nuevo siglo en Argentina, de una capacidad de reinvención continua de sí mismo a fin de poder garantizar la gobernabilidad. Dicha apertura  y  plasticidad  que  fue  adoptando  para  reconstruir ad hoc su poder de mando, se materializa, en forma decisiva, en los nuevos vínculos que ha ido construyendo con esos mismos movimientos antagonistas que supieron cuestionarlo y desestabilizarlo. Este modo de funcionamiento estatal no se limita únicamente a la administración nacional que se inició con la presidencia de Néstor Kirchner, y que continuó en 2007 con el mandato de Cristina Fernández, sino que, tal como ocurre el caso de Santa Fe, incluye a otras instancias de gobierno como las provinciales y municipales. La forma recuperación que desplegaron y siguen desplegando los trabajadores como estrategia de resistencia y autoorganización, fue interpretada y concebida, una vez que se comprobó su consolidación y avance, como una herramienta estratégica más sobre la que requiere asentarse la propia gestión gubernamental.
    Ahora bien, al mismo tiempo, cuando se analiza la retórica proveniente  de  las  instancias  gubernamentales  se  comprueba que  sus  interpretaciones  y  propuestas  en  torno  a  las  fábricas recuperadas se construyen en base a abstracciones y también a generalizaciones que prescinden de los elementos constitutivos, antagonistas, que les dieron origen. Con elementos antagonistas me refiero, aun con los límites y ambigüedades, a la apropiación de los medios de producción, el avance de las luchas sociales autónomas, el rechazo a los modos de organización patronales, el cuestionamiento a la legislación laboral, el repudio a las organizaciones sindicales que -salvo valerosas excepciones- operaron en contra de sus intereses, la democratización de los espacios de toma de decisión, la distribución más justa de los excedentes, y la crítica profunda al rol cómplice del propio Estado en el avance y consolidación del neoliberalismo. Muestra de ello es la recurrente igualación, que se realiza desde el Estado, de las empresas recuperadas con una técnica administrativa o con una mera forma jurídica. Así las define el Ministerio de Trabajo en sus documentos: "Se entiende como 'empresa autogestionada' un  modelo  de  organización  en  el  que  las  actividades  económicas se combinan con la propiedad y/o disponibilidad de los bienes de capital y trabajo, con la participación democrática de la gestión por parte de sus miembros. Este modelo promueve la cooperación del conjunto de los trabajadores en las actividades productivas, servicios de administración, con poder de decisión sobre cuestiones referidas a la gestión integral de la empresa". Lo mismo que su asimilación a una pyme o cooperativa cualquiera, o cuando se reducen -en los programas diseñados para el  sector-  los  objetivos  de  estos  procesos  autogestionarios  a una  mera  defensa  o  generación  de  puestos  de  trabajo  dignos y decentes. En una nota periodística del año 2006, el ministro de Trabajo Carlos Tomada afirmaba: "En la medida en que se trata  de  una  estrategia  de  intervención  que  no  impulsa,  sino que apoya procesos surgidos de la sociedad con los trabajadores como  principales  protagonistas,  que  encuentran  en  la  autogestión y asociación no ya una alternativa a la crisis sino una alternativa de trabajo, es importante apoyarlos toda vez que el principal objetivo de este Ministerio es contribuir a la generación de empleo, el sostén de los puestos de trabajo, la mejora de sus condiciones en pos de un trabajo decente".
    Seguramente allí se tornan visibles los mayores desafíos para las  fábricas  y  para  quienes  acompañamos  estos  procesos.  El problema, en definitiva, no pasa porque el Estado incorpore -o no- a su retórica y a sus planes de gobierno las dimensiones más transformadoras  y  radicales  que  pudieron  plantear  estas  experiencias. En todo caso, es una virtud de los trabajadores que sus acciones, por lo menos de manera parcial, sean institucionalizadas y reconocidas. Esto da muestra de la potencia y trascendencia de sus decisiones e invenciones. Más que en una amenaza, ese reconocimiento puede transformarse en una posibilidad de consolidación y crecimiento. El interrogante pasa, en todo caso, por cómo poder avanzar en la construcción de un entramado político autónomo entre las cooperativas que haga un uso efectivo de las políticas estatales hacia el sector pero sin relegar ni detener la creación  de  nuevos  lenguajes  posibles,  y  proyectos  en  común que vayan más allá de esa batería de conceptos, jergas, y modelos de gestión diseñados para la gestión gubernamental.
 
 Extracto del capítulo IV "Acerca de las novelas":
 6.
Luego de cuatro meses de estar en La Victoria, cuando ya tenía una buena cantidad de entrevistas grabadas, me pareció oportuno  pasarlas  a  papel.  El  trabajo  fue  arduo  y  requirió  suma paciencia. Tenía muchas y algunas de ellas eran bastante largas. A medida que las iba transcribiendo, las fui incorporando en un archivo que nombré "Entrevistas La Victoria (2004)". En poco tiempo acumulé más de 40 hojas escritas en Verdana 10, espacio simple.
Una mañana me encontré con José Antonio -el presidente de la cooperativa- en el local de venta al público. Al verme, me pidió que lo esperara porque tenía algo para darme. Segundos después reapareció con unas carpetas rojas con el logo de La Victoria en amarillo. "Fijate qué te parecen, son para las visitas, como para que sepan más o menos sobre nuestra historia", me dijo y me entregó también unos folletos.
Ya en mi departamento, mientras vaciaba el bolso, encontré las carpetas. Empecé a leerlas menos por interés que por temor a que José Antonio me preguntara en una próxima visita si las había leído. Al finalizar, las guardé en una caja en la que acumulaba materiales sobre La Victoria.
Las semanas en la fábrica continuaron siendo incómodas, tensas, repetitivas. Seguí haciendo entrevistas, conversaba con algunos de manera informal, pero no encontraba la manera de acotar esa distancia intolerable que se interponía con ellos. Lo único que me aliviaba era repetirme que seguramente se trataba de una cuestión de tiempo.
Un mediodía me puse a conversar con un obrero que estaba lidiando con los panes de la margarina en una máquina antigua. Le pregunté lo de siempre: su historia en la fábrica privada (cómo había entrado, cómo se llevaba con el dueño, si la disciplina era muy dura, si había tenido participación gremial, si los sueldos eran buenos, sobre su familia, sus expectativas a futuro), qué episodios recordaba como indicadores del inicio de la crisis, las primeras medidas de fuerza que pusieron en marcha, cuándo había surgido la decisión de organizar una cooperativa, si tenía conocimientos de las recuperaciones de empresas, cómo habían sido los inicios del trabajo autogestivo. A medida que iba disparando las preguntas, sentí algo inexorable: no me importaba en absoluto lo que me estaba contando ni tampoco lo que le estaba preguntando. Es más: prácticamente no podía concentrarme en sus  respuestas.  Lo  único  que  hacía  era  jugar,  mentalmente,  a completar sus frases o a anticipar lo que iba a decirme. Cuando ya se tornó insoportable, interrumpí la charla de golpe, lo saludé, y salí disparado de la fábrica para tomarme un taxi en la puerta.
Una vez en el departamento, sin sacarme la campera, me senté frente a la computadora e imprimí todas las entrevistas que había hecho y las que había recolectado en diarios locales; acto  seguido,  saqué  las  carpetas  institucionales  y  los  folletos que me había pasado José Antonio y empecé a leer los diferentes materiales. Ya no había dudas: todos decían prácticamente lo  mismo.  Me  bastó  cotejar  unas  pocas  entrevistas  entre  sí  y después  compararlas  con  las  notas  periodísticas  y  la  carpeta institucional para reconocer que había una evidente coherencia y unidad en la enumeración de cada uno de los episodios que los  obreros  resaltaban  como  los  más  salientes  durante  en  el período  de  lucha  y  también  en  el  presente  de  la  cooperativa. Ciertos pasajes no eran parecidos: eran idénticos.
Esa  certeza  me  derrumbó.  Seis  meses  después  de  haber iniciado el trabajo de campo no tenía idea de para qué había ido  a  la  fábrica  ni  tampoco  para  qué  lo  seguía  haciendo  con tanta insistencia. A esa altura no sólo podía recitar de memoria mis preguntas sino también sus respuestas. Con cierta ironía y seguramente con desesperación, empecé a llamar a esos relatos como la novela de La Victoria.
Retorné a la cooperativa quince días más tarde pero ya no volví a utilizar el grabador ni tomé un solo apunte en el cuaderno de notas. Ni siquiera los llevaba en la mochila. Tampoco pregunté nada más sobre la historia y el presente de la fábrica. No tenía sentido hacerlo si lo único que escuchaba no era más que una nueva versión de esa novela institucional que ya conocía en detalle.
Para  ese  entonces  la  investigación  naufragaba  sin  rumbo. Me  sentía  una  sombra.  Hablaba  con  profesores  amigos,  leía libros  de  antropología,  releía  las  entrevistas,  volvía  a  compararlas  entre  sí,  pensaba  en  abandonar  el  trabajo  de  campo, después en renunciar a la beca, pero nada me conformaba. Me sentía mal, simplemente ridículo.

martes, 26 de julio de 2011

Fallo adverso de la Corte Suprema contra la cooperativa Bauen




La Corte rechazó el recurso de queja presentado por los trabajadores de la cooperativa Bauen en el año 2009, luego de varios intentos de desalojo que fueron resistidos por los trabajadores. A raíz de esta decisión judicial, los trabajadores iniciaron un plan de lucha.

Según se conoció a través de un comunicado de prensa de los propios trabajadores, la Corte Suprema de Justicia de la Nación “rechazó el recurso de queja presentado por la Cooperativa Bauen en el año 2009” luego de resistir varios desalojos.
“Con esta resolución, se agotan las instancias legales para continuar la pelea que los trabajadores del hotel”, recurado en 2003 luego de estar cerrado dos años, venían luchando.
“Este fallo contra la cooperativa nos obliga más que nunca a encontrar la solución política que sólo puede llevarse adelante mediante la sanción de la Ley de Expropiación”, dicen los propios miembros de la cooperativa Bauen.
Movilizados. Este lunes 11, a las 17, se concretará una reunión informativa en la sede del Bauen para delinear las acciones a seguir tendientes a informar sobre la situación judicial del hotel y sus trabajadores.
Bajo dirección de los trabajadores, el lugar se ha posicionado como un referente de autogestión y es también un espacio destinado a la realización de eventos organizaciones, cooperativas y empresas recuperadas de todo el país.
lunes 11 de julio de 2011

martes, 21 de junio de 2011

Empresas recuperadas, la hora del riesgo. Por Nicolás Mavrakis

14/06/2011 By plazademayo.com
Radiografía de por qué las cooperativas de trabajo están contra las cuerdas.
I
Forjado al calor del 2001, el cooperativismo como método para remedar tejidos económicos y sociales desgarrados continúa luchando contra un mar de precariedades jurídicas que, en mayor o en menor medida, aún las afecta. El crecimiento económico de los últimos años, sin embargo, también ha sido un factor de cambio importante, y ha obligado a muchas empresas recuperadas por sus trabajadores a enfrentar nuevos obstáculos. Aquella misma cultura laboral que hace 10 años parecía comenzar a cambiar bajo su propio peso, hoy ya no parece tan dispuesta a ceder sus privilegios. Las revitalizadas fuerzas del mercado libradas al juego –a veces leal y a veces no tanto– de la libre competencia, entre las que está peligrosamente envuelto el frigorífico recuperado Yaguané, o la grave embestida legal que hasta hace sólo pocos días mantuvo en vilo a los trabajadores de Cooperativa R.SU.T Transporte, amenazados por la posibilidad de perder sus propias casas a través de un insólito embargo, son apenas dos casos emblemáticos a los hoy que se enfrenta el viejo cooperativismo.

Por otro lado, lo que en 2001 se resolvía en casi todas las empresas recuperadas a la velocidad de lo urgente bajo prácticas asambleístas, hoy también ha comenzado a ser absorbido por formas de representación tradicionales. Este fin de semana, dirigentes cooperativistas formados en la experiencia de la fábrica de cerámicas Zanón, como Alejandro López y Carlos Godoy, lograron acceder a una banca como diputados en Neuquén. A través del resultado obtenido del Frente de Izquierda por los Trabajadores, se ha abierto así por primera vez un nuevo horizonte de expectativas para los dirigentes provenientes de fábricas y empresas autogestionadas. Hasta qué punto esta situación desatará contradicciones positivas o negativas para las asociaciones cooperativistas es también un nuevo interrogante.
 
II
Según un informe del Instituto de Investigaciones Gino Germani, en octubre del año pasado se registraban alrededor de 422 unidades productivas vinculadas al Programa de Trabajo Autogestionado, entre las cuales 280 eran empresas recuperadas y 142 empresas autogestionadas no recuperadas. Desde el año 2001, se constituyeron alrededor de 150 cooperativas, demostrando que la recuperación por parte de sus propios trabajadores de empresas quebradas o cerradas se consolida como una práctica cada vez más común frente a la posibilidad de quedar fuera del mercado laboral. Casi el 70% de estas empresas están constituidas por entre 11 y 50 trabajadores.



Aún así, al calor de los primeros proyectos de reforma de la Ley de Quiebras, en octubre de 2010 y contra todos los progresos hechos hasta el momento en el proceso de recuperación de la empresa, siete de los nueve fundadores originarios de Cooperativa R.SU.T. Transporte fueron declarados responsables de una deuda retroactiva por $ 340.000. Sus bienes fueron inhibidos y, ante la imposibilidad de cobrar la deuda, el juzgado intentó que sus propias casas fueran rematadas. “En el contexto de la peor crisis económica de la Argentina, estos trabajadores no sólo continuaron con la producción y explotación de los bienes, sino que convirtieron un emprendimiento abandonado en uno rentable, logrando ser la fuente certera de trabajo no solo de los 7 trabajadores originarios, sino de los 40 que ahora le dan de comer a sus familias a través de la producción lograda por esta cooperativa”, argumentaron ante la Justicia los trabajadores. Muchas veces marginadas judicialmente del circuito económico y de crédito oficial accesible para cualquier empresario, la posibilidad de perder sus propias casas se convirtió en la máxima demostración de la renuencia judicial y de la amenaza ideológica en la que se transforman para ciertas esferas de poder los empleados que intentan cumplir a la vez el rol de los empleadores.

III
Jorge Froján (65) coordina entregas a través de un celular y termina de definir el pago de otro trabajo por otra línea mientras revisa algunas fechas en la computadora. Él es el presidente de la Cooperativa R.SU.T Transporte, que hasta 2002 se llamaba Rabbione S.A. La empresa, dedicada a la distribución de distintas mercaderías, era parte de un largo legado familiar iniciado en 1932. “No invertían lo que había que invertir, se improvisaba todo el tiempo con los números, no se atendía a los clientes como es debido”, describe Froján el antiguo manejo gerencial de quienes en 2002 decidieron dar por terminada la existencia de una empresa que desde 2001 había sido abandonada por sus dueños, entre maniobras de venta no del todo claras y falta de pago a los empleados. En aquel momento, eran apenas 9 trabajadores. Hoy, después de un largo trabajo de autogestión y múltiples batallas legales, ya son 26 y dan trabajo de manera indirecta a otras 20. “Hoy acaba de volver otro ex compañero que se había ido en el 2003. Vino a preguntar si podía trabajar otra vez y por supuesto que le dijimos que sí”, cuenta Froján, que había entrado a trabajar en Rabbione S.A. cuando tenía 50 y que no se resignó a quedar fuera del mercado laboral cuando la empresa cerró. Ubicada en el barrio de Parque Patricios, Cooperativa R.SU.T Transporte comenzó a autogestionarse en 2003, con el único camión que había quedado después del cierre. “Antes de esta experiencia yo no conocía de qué se trataban las cooperativas. Creía que era algo como un criadero de vagos, esperando que les dieran dinero”, recuerda Froján. Después de ocupar el lugar, los trabajadores debieron tratar con tres jueces distintos de la Secretaría 1 del Juzgado Comercial 1. A pesar de un primer plazo de 4 meses para liquidar los bienes restantes en la empresa y que no se los reconociera como personas jurídicas, la cooperativa, gracias al patrocinio legal de abogados como Florencia Kravetz, continuó trabajando y enriqueciéndose a través del contacto con otras empresas recuperadas como el Hotel Bauen. “Recuperamos la confianza de clientes importantes en La Plata y también confiaron en nosotros otras empresas de primer nivel para las que hoy seguimos trabajando”, explica Froján. A pesar de que la antigua Rabbione S.A. arrastraba deudas cuyos principales acreedores eran los bancos Nación y Provincia, la cooperativa comenzó a trabajar en su propio proyecto de expropiación. En 2004, lograron que se aprobara para impedir el remate de la empresa. En 2007, sin embargo, la ley que declaraba que la utilidad pública de la ex Rabbione S.A. fue declarada inconstitucional. Contra un cerco legal, económico e ideológico, el insólito pedido de remate sobre sus casas ocurrió el año pasado. Extrañamente, la posibilidad de que la Ciudad se hiciera cargo de la deuda fue rechazada por el síndico que representa a la antigua Rabbione S.A. A través de las gestiones del Ministerio de Trabajo y la Federación de Cooperativas de Trabajo, en diciembre logró suspenderse la ejecución, medida que quedó firme hace sólo algunos días.

IV
Casos como el de la cooperativa Alimentaria San Pedro es otro ejemplo del complejo devenir con el que se enfrentan cotidianamente los trabajadores de fábricas recuperadas. Quebrada en 2000 y con una deuda de alrededor de $ 1.000.000, en 2003, tras dos años de cierre y abandono y desprotección de los medios productivos, los ex empleados de esta empresa de alimentos en San Pedro, provincia de Buenos Aires, lograron impedir su remate, aunque la cuestión de la posesión definitiva aún no ha sido resuelta. Hoy los cooperativistas son 16 y, gracias al incumplimiento de normas vigentes para paliar su situación, siguen impedidos de contar con un capital de trabajo propio. “En general, los empleados no quieren dejar de ser empleados. Su situación no se trata de una cuestión política ni ideológica, se trata de no dejarse vencer por la resignación y continuar trabajando. Hablamos de personas con cuarenta años de experiencia en sus áreas, de empleados que dominan un know-how y que sin embargo están obligados a sobrellevar toda esta angustia mientras continúan subsistiendo”, cuenta la abogada Florencia Kravetz.
 
V
“Es sabido que no cualquiera puede meterse en el mercado de la carne. Las grandes empresas operan como una mafia que impide que las empresas chicas ni siquiera puedan comprar hacienda en Liniers”, dice el dirigente de la Corriente Clasista Combativa (CCC) de La Matanza Juan Carlos Alderete. Su conocimiento del caso de la cooperativa Frigorífico Yaguané, en Virrey del Pino, provincia de Buenos Aires, con más de 400 socios, se remonta a 1994, cuando la empresa originaria gerenciada por Alberto Samid quebró. Desde entonces, la puja por el control de un emprendimiento que continuó funcionando hasta convertirse en un caso insignia del cooperativismo local ha sufrido decenas de idas y vueltas, que incluye cambios drásticos en la conducción de la cooperativa en los últimos años, a la sombra de sospechas de evasión impositiva.
 
El año pasado, la cooperativa, que en 1997 registraba un pasivo por 132 millones de pesos, incluso denunció un “complot” entre distintos organismos gubernamentales en su contra. En aquel momento, por un lado, la AFIP había anunciado una deuda por $ 2.000.000, lo cual, a entender de los cooperativistas, provocó que la ONCCA (Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario) le quitara el permiso para continuar faenando. Desde la CCC, la maniobra perjudicial contra la cooperativa le fue también adjudicada al Secretario de Comercio Guillermo Moreno, como parte de un plan para controlar el mercado de la carne. Desatado el escándalo, la ONCCA, por su lado, ratificó sin embargo que la matrícula y el permiso para faenar del ex frigorífico Yaguané seguían vigentes. Hoy normalizada, la situación de la cooperativa desnuda también una tensión con la que otras empresas recuperadas, al calor del crecimiento económico, han comenzado a tratar: la libre competencia bajo una lógica de mercado tradicional en expansión.

“Hay mataderos pirañas que quieren quedarse con las empresas más pequeñas como Yaguané. Y el Estado, mientras tanto, no colabora para impedirlo”, cuenta Alderete, advirtiendo también que hay una trampa recurrente en “el funcionamiento mixto de una empresa, que lo que termina haciendo que a la cooperativa siempre le queden las deudas y no las ganancias”. Imposibilitada de esa manera de invertir en sí mismos y en su trabajo, la gran barrera para quienes luchan por construir su propio sustento continúa siendo material. “Hoy por hoy, funciona una sola de las tres norias que hay en el Yaguané”, explica.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Présentation du projet Las obras de los obreros à l'EHESS dans le cadre de« L’art et l’Amérique Latine, au-delà de ses limites géographiques. Dialogues, écarts et dissonances. »

Mabel Tapia et María Soledad García nous ont invité afin de présenter le projet Las obras de los obreros à l'École de hautes études en sciences sociales le 3 juin 2011 journée d'études Custionamiento uno, salle Lombard (105, Bvd. Raspail, 75006) à 10h00.
http://cuestionamiento.wordpress.com


Issues de trois propositions indépendantes, ces journées d’études regroupées sur le titre Dialogues, écarts et dissonances: l’Amérique Latine, au-delà de ses limites géographiques, témoignent de l’intérêt croissant pour repenser la place de l’Amérique Latine dans le contexte socio-politique mondial. Cet intérêt est lié à l’émergence des nouvelles perspectives dans les sciences humaines et sociales, amenant à reconsidérer certaines catégories conceptuelles, politiques et culturelles. C’est dans cette voie que nous essayerons d’établir le dialogue entre artistes, doctorants et chercheurs provenant de différentes disciplines.
 Il s’agira, avant tout, d’organiser trois moments de travail et d’échange autour de la recherche et de la production artistique moderne et contemporaine. A partir de différentes perspectives, chaque séance tentera de faire le point sur l’état de la recherche et de se confronter à des nouveaux questionnements épistémiques et méthodologiques.
Les trois journées d’études :
1/06/2011  Représentations et réception : éléments pour penser les arts et l’Amérique Latine
3/06/2011  Cuestionamiento 1: Recherches sur l’art en Amérique Latine
6/06/2011 Couple, Genre et Territorialité


martes, 17 de mayo de 2011

L'analyse « gorzienne » de l'évolution du capitalisme par Carlo Vercellone

Carlo Vercellone
in Christophe Fourel (dir.), "André Gorz, un penseur pour le XXIème siècle", La Découverte, Paris,
pp. 77-98, 2009.

« Le capitalisme cognitif est le mode sur lequel le capitalisme se perpétue quand ses catégories ont perdu leur pertinence [ ]. Il n ' est pas un capitalisme en crise, il est la crise du capitalisme qui ébranle la société dans ses profondeurs.»2

     Ces phrases lapidaires résument avec force l'interprétation gorzienne de la portée et des enjeux de la mutation actuelle du capitalisme.
À la suite du passage du fordisme à un capitalisme fondé sur la connaissance et l immatériel, le capitalisme n aurait perdu que les éléments sur lesquels reposait jadis sa dynamique et, en quelque sorte, sa légitimité historique : le développement des forces productives et la réduction progressive, à l échelle sociale, de la dépense de travail consacrée à la « sphère de la nécessité ». La perpétuation de sa logique en ferait désormais un facteur de raréfaction artificielle de ressources et une pure force de destruction de l'environnement et de la vie elle-même.
Pour comprendre la manière dont Gorz aboutit à cette thèse, nous proposons de reprendre les étapes essentielles qui, depuis les années 1960, ont marqué son analyse de l'évolution du capitalisme. Nous rappellerons sa caractérisation des catégories de « l'économie capitaliste classique3 », propre au capitalisme industriel, en montrant les raisons qui l'ont ensuite conduit à affirmer que nous sommes confrontés à une rupture par rapport au mode de fonctionnement normal du capitalisme.
Pour ce faire, nous présenterons, dans un premier temps, les piliers théoriques de la conception gorzienne du capitalisme en ce sens qu'elle plonge ses racines dans une lecture hétérodoxe de l'héritage marxien et se nourrit d un souci méthodologique majeur : celui de combiner étroitement l'analyse rigoureuse de la dynamique du système capitaliste et la réflexion sur les conditions de son dépassement.
Nous montrerons ensuite comment, tout en gardant une forte cohérence interne, sa pensée a évolué dans le souci d appréhender le sens des transformations de l'après fordisme.
Nous insisterons sur sa contribution à l'hypothèse du capitalisme cognitif.

Capitalisme industriel et fordisme chez Gorz : les catégories de « l'économie capitaliste classique »
Gorz a forgé sa vision du capitalisme et de sa dynamique en « théoricien de l aliénation4 ». Dans ce cheminement, la référence au jeune Marx des Manuscrits de 1844 ainsi qu'à la Critique de la raison dialectique de Sartre, a joué un rôle premier. À ces fondements s'est ensuite ajoutée, dans une synthèse originale, l'influence des courants les plus novateurs et hétérodoxes de la pensée néomarxiste et radicale (de Marcuse à Marglin) sans oublier, à partir de la fin des années 1960, celle des théories opéraïstes italiennes.
Cette orientation théorique conduit Gorz à rompre avec les courants marxistes dominants à l' époque en France. Cette rupture se concrétise dans le rejet du matérialisme dialectique octroyant un sens prédéterminé à l'histoire et faisant du postulat de la neutralité sociale du développement des forces productives la condition objective censée préparer ipso facto l' avènement du socialisme. Elle s'exprime aussi, en opposition au marxisme structuraliste, dans l'affirmation de la nature indissociable des rapports d exploitation et d 'aliénation et dans le refus d'une conception du capitalisme comme « processus sans sujet ».
Ce double positionnement critique induit une caractérisation de la domination du capital, pensée comme une dimension totale, qui porte non seulement sur la distribution des richesses, mais aussi « sur la manière de les produire, sur le modèle de consommation et sur la manière de consommer, sur la manière de travailler, de penser, de vivre »5. Il en résulte aussi une lecture du marxisme qui, « en tant qu'humanisme de la praxis et du libre développement humain6 », permet de remettre au centre de l'analyse l'importance du « sujet », « de la divergence, de la lutte, du politique et potentiellement donc de l'émancipation, dans la dictature de la reproduction des structures7 ».

Gorz, à la différence du marxisme structuraliste, porte son attention tout autant sur les structures que sur les relations subjectives autour desquelles se nouent les rapports de domination comme les processus de libération individuels et collectifs. Il nous livre ainsi une lecture de l histoire du capitalisme ouverte et ambiguë. Une histoire dont le mouvement est en grande partie lié au jeu complexe et à la tension entre l hétéronomie et « l'exigence » d'autonomie des sujets qui habitent les structures et luttent pour les transformer et s'en émanciper.
Trois idées fondamentales permettent de comprendre quels sont pour Gorz les fondements de « l'économie capitaliste classique » qui s affirme avec la révolution industrielle, puis le sens de la rupture représentée par le capitalisme cognitif.

Le rôle moteur de la rationalité économique du capital et la loi de la valeur
Le capitalisme est un système économique guidé par la logique du rendement maximal, que Gorz appelle la « rationalité économique du capital ». Elle consiste à fabriquer des marchandises en vue de maximiser le profit, en produisant toujours plus avec « moins d' heures de travail et avec moins de capital [ce qui permet] d abaisser le coût salarial mais aussi le coût en capital [matériel] par unité de produit8 ». Selon Gorz, cette logique présente, sur plusieurs plans, une ambivalence économique et sociale essentielle qui a nourri « l' utopie industrialiste » au sens de « la vision du futur sur laquelle une civilisation règle ses projets, fonde ses buts idéaux, ses espérances9 ».
D' une part, sur le plan des besoins, elle a permis au capitalisme, contrairement aux modes de production antérieurs, de développer la production en s'émancipant des limites étroites qui prédéfinissaient traditionnellement ce qui était « appréhendé comme suffisant10 ». Nous avons là l'un des principaux ressorts du formidable développement des forces productives impulsé par le capitalisme industriel et de son idéologie du progrès fondée sur le « lien entre plus et mieux ». Cette autonomisation de la logique du capital ignore pourtant les besoins collectifs pour ne s ' intéresser qu'aux besoins solvables en incorporant « de plus en plus de superflu dans le nécessaire de manière à couvrir tous les besoins par la consommation maximale de produits et services marchands11 ».

Plus encore, elle tend intrinsèquement, si elle ne rencontre pas l opposition de la société, à s' émanciper de toute contrainte sociale, culturelle, environnementale, et à étendre l'emprise des rapports marchands à ce que Polanyi appelle les « marchandises fictives ».
Dès ses premiers écrits, Gorz souligne ainsi la tendance du capital à s'approprier des ressources naturelles gratuites en anticipant avant la lettre une critique écologique du capitalisme. En somme, les forces productives du capital sont aussi des forces aliénantes et destructrices de la nature et du potentiel d'émancipation de l'homme12.
D'autre part, la logique du rendement maximal, la rationalité économique du capital, définie comme la recherche du plus avec le moins, suppose la possibilité du calcul économique et notamment de la productivité du travail qui doit pouvoir être « mesurée en soi comme une grandeur quantifiable, détachée de la personnalité singulière du travailleur13 ». C'est dans cette logique que se trouve le fondement historique de la loi de la valeur : elle fait du temps de travail immédiat consacré à la production et mesuré en unités de travail abstrait simple, non qualifié, le critère essentiel de la rentabilité économique, la mesure et la substance de la valeur d échange. Elle pose également l'expansion du royaume de la marchandise comme le moyen exclusif du développement de la richesse sociale et de la satisfaction des besoins.
La loi de la valeur temps de travail se présente ainsi comme l'expression concrète de l'entreprise de rationalisation, d assujettissement et d abstraction du contenu même du travail qui a fait du temps de l horloge, puis du chronomètre les moyens par excellence pour quantifier la valeur économique issue du travail et en prescrire les modes opératoires. C'est dans cette logique que se trouve l origine du travail aliéné, du travail sans phrase, impersonnel et totalement asservi à la science incorporée dans le capital fixe.
Cependant et c'est un point crucial sur lequel le capitalisme industriel a pu asseoir l'adhésion (y compris du mouvement ouvrier et socialiste) à son idéologie du progrès , la rationalité économique du capital incarnée par la loi de la valeur contenait aussi une dimension « utopique » : la décroissance continue du temps de travail nécessaire à la production de masse de marchandises matérielles et donc la baisse de leur valeur individuelle ont pu se présenter comme moyens de « libérer l humanité de la rareté » et, du moins potentiellement, de réduire au minimum, à terme, la contrainte au travail hétéronome et aliéné14.

Le travail-emploi entre aliénation et conflit
Au centre du capitalisme se trouve le travail abstrait, et donc ce que Gorz appelle le « travail-emploi ». L'originalité de la contribution de Gorz sur ce point est de présenter le rapport salarial en insistant à la fois sur son caractère conflictuel et sur son ambiguïté intrinsèque qui tend à rendre « travail et capital [ ] fondamentalement complices »15 .
Le travail-emploi est la négation même du travail, au sens anthropologique du terme, pensé,
à la suite de Hegel et de Marx comme activité d expression et d extériorisation de soi. Il devient un simple moyen de gagner sa vie dans une activité subordonnée dont le contenu, la nature comme les finalités sont hétérodéterminés.
Le salariat est ainsi dominé et rendu conforme à la logique du capital d un double point de vue.
Sur le plan des modes de vie, « le seul but à sa portée [du travailleur salarié] est l'argent du salaire et ce qu'il peut acheter. Le travail marchandise engendre le pur consommateur de marchandises » qui finit par percevoir « l'argent comme ce qui peut tout racheter symboliquement »16. En somme, « le travailleur réduit à une marchandise ne rêve que de marchandises » et, progressivement, se trouve intégré et soumis aux normes de consommation forgées par le capital. Certes, ce processus n est pas linéaire. La tendance du capital à soumettre l'ensemble de la société et des rapports sociaux à la logique de la marchandise se heurte constamment à la résistance des salariés.
Ainsi, durant la première phase de développement du capitalisme industriel, lorsque le salariat est encore une composante minoritaire de la population active, la reproduction de la force de travail s oppose à la logique du capital visant à le contraindre à « acheter tout ce dont [il a] besoin». C est « l'époque héroïque du syndicalisme, des coopératives ouvrières, des mutuelles » qui conduisent leur lutte « au nom du droit à la vie » sur la base d'une échelle de besoins qui demeure encore largement extérieure à la production capitaliste.
Mais ensuite, notamment avec le développement du modèle fordiste de la production/consommation de masse, la généralisation du rapport salarial ira de pair avec un
bouleversement des conditions d existence du salariat. Cette dynamique se traduit par l' instauration d'une norme de consommation de plus en plus soumise à l'accumulation du capital. Dans ce cadre, la valeur d usage perd toute naturalité et neutralité sociale. Pour l'accumulation du capital, il s'agit de plus en plus de fabriquer non seulement des marchandises pour des consommateurs, mais de façonner la subjectivité des consommateurs pour les marchandises à écouler.
Sur le plan de l'organisation de la production, le facteur subjectif du travail est relégué parmi les facteurs objectifs. Le travail est pensé comme une activité mécanique qui vise à rendre le capital variable homogène au capital constant. Cette tendance qui elle aussi sera remise en cause dans le capitalisme cognitif nous conduit à la troisième idée fondamentale sur le mode de fonctionnement de « l économie capitaliste classique ».

Le développement de la division du travail comme rapport de savoir et de pouvoir
Selon Gorz, aucune exigence technique objective ne préside au développement des forces productives. L objectif du profit et celui de la domination du capital sur la force de travail sont étroitement imbriqués. Le développement capitaliste de la division du travail exproprie les travailleurs du contrôle du produit, puis du procès de travail, en séparant, autant que faire se peut, la conception de l'exécution. Le savoir, nous dit Gorz en citant Marx, est « un instrument qui peut se séparer du travail et même lui être opposé17 ». C'est ainsi que la rationalisation taylorienne, puis fordiste du travail a détruit la figure de l'ouvrier professionnel du XIXe siècle, encore proche de celle de l'artisan vertueux maîtrisant pleinement les savoirs techniques nécessaires à la production.
La critique gorzienne de la division capitaliste du travail nous livre ainsi deux enseignements majeurs.
Le premier concerne la manière dont la dynamique du changement technique et organisationnel intègre toujours étroitement les exigences de contrôle de la force de travail, de telle sorte que, sur le mode de la loi de Gresham18, le mauvais modèle productif peut chasser le bon, comme l'a montré, entre autres, l'exemple du démantèlement de l'expérience d Uddevalla19. En fait, « la technologie capitaliste et la division capitaliste du travail ne se sont [ ] pas développées en raison de leur efficacité productive prise en elle même, mais en raison de leur efficacité dans le contexte du travail aliéné et forcé, c est-à-dire assujetti à un but qui lui est étranger20 ».
Le second enseignement a trait au caractère inconcevable de tout projet de dépassement du capitalisme où l'appropriation des moyens de production n'est pas associée à la remise en cause de l'organisation capitaliste du travail.
Sur ces bases, et considérant les conflits sociaux qui, à partir de la fin des années 1960, ébranlent le modèle fordiste, Gorz dessine les contours d'un processus de transformation sociale devant s'attaquer aux différentes dimensions de l'aliénation capitaliste dans la sphère des besoins et du travail. La construction de nouveaux modes de vie permettant de réorienter la production et les besoins devait aller de pair avec la capacité de traduire le refus du taylorisme en un projet autogestionnaire.
Dans des passages saisissants de Réforme et révolution21 où il anticipe nombre de thèses relatives à l'analyse du travail immatériel, il identifie, dans la montée de la dimension intellectuelle du travail, l'une des conditions du réalisme de ce projet. À cette époque, pour Gorz, l'essence du communisme est pensée, au sens de Marx, comme le dépassement et la suppression de la division capitaliste du travail : le développement de l'autogestion dans les entreprises comme dans la société est le moyen par excellence de s approcher de cette perspective en conciliant « émancipation du travail » et « émancipation dans le travail ».
Mais, par la suite, face aux transformations du postfordisme, la réflexion autour de ces deux termes d'un processus de libération fera l'objet d'une analyse tourmentée qui trouvera, selon nous, une nouvelle synthèse dans les derniers essais de Gorz.

Du fordisme au capitalisme cognitif : les conceptions de l après-fordisme
Durant les années 1980 et jusqu'au milieu des années 1990, la réflexion de Gorz sur la dynamique du capitalisme connaît une bifurcation. La rationalité économique du capital et son mode d organisation du travail dans la sphère de l'hétéronomie sont désormais considérés par Gorz comme un horizon indépassable compte tenu de « l inappropriabilité de la masse des savoirs nécessairement spécialisés qui combine la production sociale »22. Plus encore, sous l'influence d'Ivan Illich, cette thèse est étendue à l'ensemble des institutions structurant le fonctionnement de la « mégamachine industrielle bureaucratique », y compris les services collectifs du Welfare State. Il s'ensuit aussi un changement profond dans le mode de penser l ' émancipation du travail salarié. L'autogestion et, plus généralement, l'« émancipation dans le travail » s'effacent devant le constat qu'au niveau microéconomique la « logique du capital » serait la « seule forme de rationalité économique pure » et qu'« il n y a pas d'autre façon économiquement rationnelle de conduire une entreprise que la gestion capitaliste23 ». La sortie du capitalisme ne peut donc plus être pensée comme le renversement de la division capitaliste de travail.
Cette vision cède la place à une approche s'inspirant de Polanyi, où le dépassement de la domination du capitalisme est conçu comme l'encastrement et la subordination restrictive des activités économiques régies par la rationalité du capital à des valeurs et à des objectifs sociétaux et écologiques.
Premières interprétations de l'automatisation et de la crise de la société salariale
Plusieurs facteurs expliquent ce tournant. Les désillusions politiques liées à l'épuisement du cycle des luttes nées de 1968 et les enseignements tirés de l'effondrement des systèmes planifiés du socialisme réel ont sans doute joué un rôle important. Mais l'impact décisif vient de l'interprétation de l'évolution du capitalisme qui, sous l'effet combiné des politiques de désinflation compétitive et de la révolution microélectronique, conduit à l'éclatement de la société du travail.
C'est la fin irréversible du modèle fordiste de plein-emploi et, avec lui, de la centralité de la classe ouvrière en tant que sujet historique du projet d'émancipation du salariat. Il en découle un dualisme économique et social de plus en plus marqué entre une élite de travailleurs qualifiés, attachés à leur entreprise et bénéficiant de la sécurité de l'emploi et une masse croissante de chômeurs et de travailleurs déqualifiés, soumis à une insécurité structurelle. La réflexion de Gorz sur le sens et les enjeux de cette évolution débouche sur un projet de société qui se propose de supprimer ce dualisme régressif garanti/non garanti pour le remplacer, comme le remarque Denis Clerc24, par une « société dualiste » d'une toute autre nature. Une société dans laquelle l'emprise de la sphère de la rationalité économique le « travail hétéronome et de la nécessité » serait drastiquement réduite, grâce notamment à une réduction généralisée du temps de travail, au profit de l'expansion d'une société du temps libéré assurant l'épanouissement du « travail privé pour soi » et d'« activités autonomes » non marchandes. Deux aspects de l'analyse gorzienne de la restructuration postfordiste méritent plus particulièrement d être rappelés.
Le premier concerne la nature de la révolution microélectronique et robotique. Gorz y identifie déjà une tendance lourde susceptible de conduire au-delà de la loi de la valeur et vers l'abolition du salariat : « Dans l'usine entièrement automatisée, la quantité de travail vivant tend vers zéro en même temps que la valeur économique (au sens marxiste) du produit et que le pouvoir d 'achat distribué sous forme de salaires. Autrement dit, l'automation abolit les travailleurs en même temps que les acheteurs potentiels25. » La répartition du revenu permettant d assurer un débouché à la production ne peut donc plus se fonder sur le travail-emploi et la mesure du temps passé à la production. Elle doit reposer même si Gorz ne pousse pas encore l'idée jusqu'à défendre un revenu d'existence indépendant de l'emploi sur « des distributions de pouvoir d achat extérieures au circuit économique classique, c'est-à-dire ne reposant pas sur des échanges marchands et ne rémunérant pas un travail »26.
Le second aspect concerne le développement de l'emploi précaire dans le tertiaire, notamment dans les services personnels marchands à bas salaires. Cette évolution que nombre d ' économistes considèrent encore comme le remède par excellence au chômage, apparaît à Gorz comme la marque du délitement de l'un des principaux éléments sur lesquels reposait jadis une certaine force progressive de la rationalité économique du capital.
L'expansion de ce secteur d'activité ne conduit en effet pas, à l'échelle de la société, à une économie de temps de travail qui permettrait de libérer du temps pour une production additionnelle de richesse et/ou pour garantir, virtuellement, une hausse du temps libre pour tous.
Nous avons là, au contraire, une simple répartition inégale du temps de travail, rendue possible par la polarisation néolibérale de la répartition des revenus, qui permet à une élite de travailleurs identifiés au culte hyperproductiviste du travail de bénéficier des services d'une domesticité moderne, composée d une masse croissante d'individus dans l'impossibilité de retrouver un emploi et une rémunération décents.
Notons enfin qu'à cette étape de la réflexion l'analyse de Gorz reste en partie tributaire de l' idée d'une continuité substantielle avec la logique de développement de la division du travail propre au capitalisme industriel. Cette posture, comme il le reconnaîtra plus tard, l'empêche alors d ' intégrer « les perspectives ouvertes par le postfordisme, l'informatisation généralisée, la dématérialisation et l'intellectualisation du travail »27. Elle contribue aussi à expliquer l'établissement d une frontière trop nette entre la sphère du travail hétéronome et de l'économique, d une part, et la sphère de l autonomie et du non-économique, d'autre part.
Le capitalisme cognitif comme « crise du capitalisme tout court »
Avec Misères du présent, richesse du possible et L Immatériel, la réflexion de Gorz se renouvelle. Celui-ci complète et enrichit son analyse antérieure des effets de la robotisation et du développement des services à la personne.
Dans ce changement de perspective, le dialogue indirect engagé avec la réflexion menée dans la revue Futur antérieur28 sur les thématiques du general intellect et du travail immatériel, a une influence décisive. Ce dialogue, qui comporte aussi des polémiques passionnées mais toujours constructives, le mène à analyser les métamorphoses du travail en prenant en compte non seulement la manière dont elles se manifestent sous la forme du développement du capital fixe, mais aussi, du côté du travail vivant, sous la forme du développement d'une « intelligence collective ».

C'est dans la continuité de cette démarche que s inscrit sa réflexion autour du capitalisme cognitif29. Par ce concept, on entend le passage du capitalisme industriel à une forme nouvelle de capitalisme, dans laquelle « la dimension cognitive et intellectuelle du travail devient dominante et l'enjeu central de la valorisation du capital et des formes de la propriété porte directement sur la transformation de la connaissance en une marchandise fictive30 ». Gorz apporte au débat sur le capitalisme cognitif une contribution essentielle en formulant la thèse selon laquelle « le capitalisme cognitif est la crise du capitalisme tout court31 ». Pour ce faire, il met en exergue tant les contradictions objectives qu'écologiques, subjectives et existentielles du capitalisme cognitif.
Un premier élément crucial de l'analyse par Gorz du capitalisme cognitif concerne la métamorphose du rapport capital/force de travail liée à la diffusion des technologies de l' information et de la communication (TIC), mais aussi à la montée en puissance de la dimension intellectuelle et immatérielle du travail. Le rôle stratégique joué jadis par le capital fixe comme forme principale de la propriété et du progrès technique est relayé par des actifs immatériels (marque, brevets, droits d auteur), et notamment par ce que Gorz appelle le « capital humain ». C ' est désormais l'« intelligence collective » qui se présente comme la « principale force productive». La centralité du travail matériel, mesuré en unité de travail abstrait simple, cède la place à celle « du travail immatériel auquel les étalons de mesure classiques ne sont plus applicables32 ».
Plus fondamentalement, dans une « économie fondée sur la connaissance », c'est désormais dans la société et non dans les entreprises que s'opère l'essentiel du processus de création des savoirs et des richesses qui ne seront appropriées et exploitées par le capital que dans un deuxième temps. Les activités de formation, d'autoformation, de partage des savoirs menées dans le temps dit « libre » comptent au moins autant que la sphère du travail salarié et de l' univers marchand. Elles sont à l'origine de l'éclosion de formes de coopérations sociales et productives alternatives qui ne sont pas directement finalisées par l'activité productive hétéronome et constituent désormais la source première d'une richesse qui échappe aux critères étriqués de la comptabilité nationale. La valorisation du capital repose, elle, essentiellement sur la mise au travail et sur la prédation de la richesse produite à l'extérieur du système économique, à travers des mécanismes de plus en plus parasitaires.
Nous avons là, nous dit Gorz, une « économie première faite d'activités, d'échanges et de relations non marchandes33 », une « autre économie » qui coexiste avec l'économie formelle marchande, dans un rapport de domination et de conflits qui pourrait conduire à la rendre hégémonique. Aussi la rencontre entre l'intelligence collective et les TIC fait-elle de l'appropriation collective du travail et des moyens de travail une perspective à nouveau plausible, sous une forme inédite qui s incarne, comme dans le modèle du logiciel libre, dans la figure d'un nouvel « artisanat high-tech ».
Aucun automatisme n'assure pourtant le passage de l'autonomie formelle à l'autonomie réelle de la force de travail34. Au contraire, souligne Gorz, le travail immatériel va de pair avec le développement de nouvelles formes d'exploitation et d'aliénation encore plus redoutables que celles mises au point par le taylorisme, taylorisme dans lequel subsistait une frontière assez nette entre le temps du travail et de la subordination, d'une part, et le temps libre, soustrait, du moins formellement, à l'emprise de l'employeur, d autre part.
Pourquoi ? Parce que la principale source de la valeur réside désormais dans l'intelligence, les savoirs et la force d invention des salariés, et non dans les connaissances formalisées détenues par le propriétaire du capital et le management des firmes. Dans le nouveau capitalisme, « le travail suppose une implication de toute la personne [qui] ne peut être commandée35 ». Il nécessite la mobilisation, au service de l entreprise, de l'ensemble des facultés et des savoirs qui proviennent justement de ce travail de « production de soi » qui se réalise dans ce que Gorz qualifiait auparavant de sphère du « travail pour soi et de l'autonomie ».
Le modèle taylorien de la prescription des tâches cède ainsi la place à celui de la « prescription de la subjectivité », où l'enjeu central devient « le contrôle total de l'esprit des collaborateurs et de leur temps »36. Il s'agit d'obtenir des salariés l'intériorisation des objectifs définis par la direction afin de bénéficier gratuitement de leur « mobilisation totale » et, plus encore, de façonner un mode de penser qui conduit effectivement le travailleur à concevoir soi-même et l ensemble de ses activités comme un investissement dans son capital humain, comme s il n était plus un salarié mais un entrepreneur de soi même.
Dans le capitalisme cognitif, les formes classiques de l exploitation peuvent alors s'associer et prendre « l'apparence de l auto-exploitation ou de la servitude volontaire ».
C'est pourquoi, selon Gorz, dans le capitalisme cognitif, la production de subjectivité devient plus que jamais un terrain de conflit central.
Sur ce conflit se greffent d'autres difficultés structurelles relatives au fonctionnement du nouveau capitalisme. Elles concernent la particularité même du « bien commun » connaissance et son caractère irréductible au statut de marchandise et de capital. Pour comprendre cet enjeu crucial, il faut souligner la manière dont la connaissance a des propriétés particulières qui la différencient radicalement des marchandises classiques. Il s' agit, selon la théorie économique, de son caractère « non rival, non contrôlable et cumulatif». Autrement dit, la connaissance ne se détruit pas dans la consommation.
Au contraire, elle s'enrichit lorsqu'elle circule librement entre les individus, chaque nouvelle connaissance naissant d'une autre connaissance. De plus, « la connaissance n'est pas originairement accumulée pour servir de moyen de production, mais pour satisfaire le besoin, la passion de connaître, c'est-à-dire pour pénétrer la vérité de ce qui est au-delà des apparences et des utilisations37 ». C'est pourquoi l'appropriation privative de la connaissance n'est réalisable qu'au moyen de l'établissement de barrières artificielles à l'accès et se heurte à des obstacles majeurs qui tiennent tout autant à l'exigence éthique des individus qu'à la manière dont l'usage des TIC rend de plus en plus difficile l'exécution des droits de propriété intellectuelle (DPI).
Incompatibilité substantielle entre capitalisme cognitif et économie de la connaissance
La tentative de transformer la connaissance en une marchandise et en un capital engendre ainsi une situation paradoxale, dans laquelle plus la valeur d 'échange de la connaissance augmente artificiellement, plus sa valeur d'usage sociale baisse du fait même de sa privatisation et de sa raréfaction. Finalement, le capitalisme cognitif ne peut se perpétuer qu' en entravant le développement des forces productives et les facultés créatrices des agents à la base d'une « knowledge based economy ». Il existe, en somme, une incompatibilité substantielle entre le capitalisme cognitif et l'économie de la connaissance qui « contient donc en son fond une négation de l économie capitaliste marchande38 ».
Par ailleurs, le « potentiel de négativité » du nouveau capitalisme ne consiste qu'à rendre artificiellement rares des ressources abondantes et gratuites. Il s'exprime aussi dans l'accélération d'une logique de prédation et de raréfaction des ressources naturelles non renouvelables. En fait, le capitalisme cognitif ne supprime pas la logique productiviste du capitalisme industriel. Il la réarticule et la renforce à travers une « alliance » du capital et de
la science qui met les nouvelles technologies au service d'une quête de standardisation et d' appropriation/transformation marchande du vivant qui accentue les risques de destruction de la biodiversité et de déstabilisation écologique de la planète.
L'épuisement définitif de l idéologie du progrès du capital fondée sur le « lien entre plus et mieux » va de pair avec la crise des catégories fondamentales de l'économie politique : le travail, la valeur, le capital. Cette crise est à la fois une « crise de la mesure » et, de manière plus fondamentale, une crise de la rationalité économique incarnée par la « loi de la valeur » qui se manifeste à l'échelle tant microéconomique que macroéconomique.
En ce qui concerne le travail, le caractère hétérogène et non prescriptible du travail dit « cognitif » ne permet plus, dans nombre d activités productives, de l'évaluer selon une norme de mesure objective en termes d'unités simples de temps de travail abstrait, comme dans le taylorisme. Le travail cognitif se présente par essence comme l'enchevêtrement complexe d'un travail intellectuel de réflexion, de concertation, de partage et d'élaboration des savoirs qui s'effectue tant en amont que dans le cadre du travail immédiat de production. Le travail mesuré au temps passé et certifié dans l'entreprise n'est le plus souvent qu'une fraction du temps social effectif de travail.
La crise de la mesure du travail, poursuit Gorz, est étroitement associée à la « déconnexion patente entre valeur et richesse », ce qui illustre de manière exemplaire « la crise du capitalisme dans ses fondements épistémiques »39. Pour comprendre cette affirmation il faut rappeler comment, pour l'économie politique classique, la valeur (des marchandises) dépend des difficultés de la production et donc du temps de travail et diffère radicalement de la richesse qui, elle, dépend de l'abondance et de la valeur d' usage. La logique capitaliste de la production marchande avait ainsi trouvé une sorte de légitimité historique dans la capacité de développer la richesse en produisant toujours davantage de marchandises avec moins de travail et donc à prix de plus en plus faibles, en permettant de satisfaire une quantité croissante de besoins véritables et/ou superflus.
Dans le capitalisme cognitif, cette liaison est rompue, voire inversée, pour deux raisons essentielles. D'une part, l'emprise des rapports marchands s étend à des biens, comme la connaissance et le vivant, mais aussi les cultures, les modes de vie, etc., qui constituent des biens communs de l'humanité irréductibles, dans leur essence, à des marchandises et à des valeurs économiques trouvant leur substance (et mesure) dans le temps de travail. D'autre part, pour un nombre croissant de marchandises, les coûts de production ou de reproduction en termes de temps de travail sont très faibles et dans certains cas tendent vers zéro. Les prix de ces marchandises et donc les profits qui leur sont associés devraient connaître une baisse proportionnelle.
L'extension et le renforcement des DPI sont les moyens privilégiés pour empêcher cette évolution, en maintenant les prix des marchandises artificiellement élevés au moyen d'artefacts institutionnels. C'est ainsi que brevets et droits d auteurs visent à clôturer la connaissance, tandis que l'investissement dans l'image de marque mène à un formidable approfondissement de la dimension purement symbolique des marchandises et devient le vecteur d'une production culturelle de subjectivité assujettie au capital. Finalement, le capital est conduit à développer de plus en plus de mécanismes rentiers de raréfaction des ressources dans sa tentative de maintenir en vigueur, de manière forcée, la primauté de la logique de la marchandise et d'empêcher le passage vers une société fondée « sur la gratuité et l'abondance ».
Enfin, la place désormais prépondérante du capital immatériel échappe, elle aussi, à toute mesure objective. Elle marque la perte de pertinence de la catégorie même de capital qui s' était affirmée avec le capitalisme industriel, et où ce dernier se présentait essentiellement sous la forme de « travail mort » accumulé dans des machines, propriété exclusive du capital, déterminant la nature et les conditions du travail40.
Dans le capitalisme cognitif, le nouveau et principal capital fixe est l'intelligence collective. Il est « constitué de l'ensemble des rapports sociaux et de vie [ ] qui se sédimentent dans la force de travail ». Par conséquent, ce nouveau capital fixe « n'est pas du travail accumulé et ne peut pas prendre la forme valeur. Il est d'essence sociale, commun à tous »41. C'est pourquoi « la valeur [boursière] de ce capital est purement fictive : elle repose en grande partie sur l'endettement et le goodwill, c'est-à-dire sur des anticipations42» des profits futurs effectuées par les marchés financiers sur la base d'une logique autoréférentielle destinée inéluctablement à éclater, « en menaçant le système mondial de crédit d'effondrement, l'économie réelle d'une dépression sévère et prolongée »43. Cette dynamique, marquée par la succession de crises de plus en plus graves, n'est pas, selon Gorz, le produit d'une mauvaise régulation de la finance. Elle traduit « tout simplement la difficulté intrinsèque à faire fonctionner le capital intangible comme un capital, à faire fonctionner le capitalisme dit cognitif comme un capitalisme »44.
Dans ses derniers essais, Gorz nous livre ainsi une interprétation des profondes contradictions du capitalisme actuel qui met en évidence une humanité confrontée à une bifurcation historique. Elle ferait de la « sortie du capitalisme », sous une forme « civilisée ou barbare », un horizon inéluctable. Si beaucoup resteront sceptiques devant cette prophétie, il n'en reste pas moins que la gravité de la crise actuelle, marquée par la conjonction d'une crise financière et économique mais aussi écologique majeure, confirme en grande partie le diagnostic de Gorz et nous invite à trouver, dans sa réflexion, les outils indispensables pour penser une sortie de crise par le haut.

1 La rédaction définitive de cet article doit beaucoup à la lecture attentive et aux remarques de Jean-Marie
Monnier et de Farida Sebai que je tiens à remercier.
2 L Immatériel, op. cit., p. 81-82.
3 Voir André GORZ, « Économie de la connaissance et exploitation des savoirs », Multitudes, n° 15, 2004.
4 « Entretien avec André Gorz », in Françoise GOLLAIN, Une critique du travail, op. cit, p. 222.
5 Réforme et révolution, op. cit., p. 199.
6 Ibid., p. 200.
7 Alain LIPIETZ, « Gorz et notre jeunesse », Multitudes, n° 31, 2008, p.166.
8 Métamorphoses du travail, op. cit., p. 15.
9 Ibid., p. 22.
10 Capitalisme, socialisme, écologie, op. cit., p. 32.
11 « Entretien avec André Gorz », loc. cit., p. 222.
12 Critique de la division du travail, Seuil, Paris, 1973.
13 Capitalisme, socialisme, écologie, op. cit., p. 137.
14 Métamorphoses du travail, op. cit.
15 Écologica, op. cit., p. 133.
16 Ibid., p. 134.
17 Critique de la division du travail, op. cit., p. 14.
18 Selon laquelle « la mauvaise monnaie chasse la bonne ». Cette loi porte le nom du commerçant et financier anglais
Sir Thomas Gresham (1519-1579) et se base sur la constatation empirique selon laquelle lorsque deux monnaies
circulent sur un territoire, les agents économiques thésaurisent la « bonne » monnaie, et n'utilisent que celle qui est
considérée comme « mauvaise » pour leurs transactions.
19 Misère du présent, richesses du possible, op. cit. pp. 60-65. Dans l usine de montage Volvo d Uddevalla,
en Suède, entre 1987 et 1993, l expérience la plus poussée de dépassement du taylorisme dans l industrie
automobile a été menée. Le principe de la chaîne de montage comme celui de la ligne de fabrication en
phases successives sont supprimés. Ils cèdent la place à une organisation réflexive du travail dans laquelle le
montage complet des voitures est assuré en station fixe par deux ou quatre ouvriers. Ces derniers maîtrisent
les savoirs-faire concernant l ensemble du cycle de fabrication et autogèrent l organisation du travail en
rendant inutile la structure hiérarchique traditionnelle de contrôle. Malgré une productivité et une qualité de
la production supérieure à celle des autres usines du groupe, l usine d Uddevalla sera fermée en 1993. La
raison principale tient, selon Gorz, au changement du contexte économique et social. Conçu dans une
situation de plein emploi et de rapports de force favorables aux salariés, ce modèle productif novateur
instaurait un « pouvoir ouvrier » sur la production qui a finalement paru comme dangereux à la direction du
groupe. Avec la montée du chômage et de la précarité, « il n était plus nécessaire d offrir des conditions
attrayantes à la main-d uvre pour la stabiliser et l amener à s impliquer », ibid. p. 64.
20 Critique de la division du travail, op. cit., p. 95.
21 Seuil, Paris, 1969.
22 Métamorphoses du travail, op. cit., p. 75.
23 Capitalisme, socialisme, écologie, op. cit., p. 183.
24 « Les Trois Vies d André Gorz », Alternatives économiques, n° 263, novembre 2007.
25 Les Chemins du paradis, op. cit., p. 70.
26 Ibid., p. 70-71.
27 « Entretien avec André Gorz », loc. cit., p. 224.
28 En particulier avec Antonio Negri et Jean-Marie Vincent, qui sont aussi les directeurs de la revue.
Rappelons également que Gorz livra à la revue Alice, en 1998, un premier entretien sur ces thématiques.
29 Le concept de « capitalisme cognitif » a été forgé par l économiste Enzo Rullani. La thèse du capitalisme
cognitif a ensuite été élaborée et systématisée comme le schéma de lecture d une nouvelle forme du
capitalisme par les chercheurs de l équipe ISYS du Matisse-CES de l université Paris-1. Ce programme de
recherche a été présenté pour la première fois en 2001, lors du Forum de la régulation :dans un article
collectif rédigé par : Antonella Corsani, Patrick Dieuaide, Maurizio Lazzarato, Jean-Marie Monnier, Yann
Moulier-Boutang, Bernard Paulré, Carlo Vercellone « Le capitalisme cognitif comme sortie de la crise du
capitalisme industriel. Un programme de recherche », Actes du Forum de la Régulation, Paris, 2001. Il a
donné lieu depuis à la publication de nombreux ouvrages et articles, notamment dans les revues Multitudes,
Posse, Historical Materialism, European Journal of Economic and Social System.
30 Carlo VERCELLONE, « La thèse du capitalisme cognitif. Une mise en perspective historique et théorique »,
in Gabriel COLLETIS et Bernard PAULRE (sous la dir. de), Les Nouveaux Horizons du capitalisme. Pouvoir,
valeurs, temps, Economica, Paris, 2008, p. 71-95.
31 L Immatériel, op. cit., p. 47.
32 Ibid., p. 11.
33 Ibid., p. 80.
34 Misères du présent, richesse du possible, op. cit.
35 « Économie de la connaissance et exploitation des savoirs », loc. cit., p. 206.
36 Ibid.
37 L Immatériel, op. cit, p. 73.
38 Ibid. p. 76.
39 « Économie de la connaissance et exploitation des savoirs », loc. cit., p. 214.
40 L Immatériel, op. cit.
41 Ibid., p. 40.
42 Écologica, op. cit. p. 27.
43 Ibid.
44 L Immatériel, op. cit, p. 55.